viernes, 23 de diciembre de 2022

Propósitos

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 23 de diciembre de 2022)



En estos últimos días del año, cuando para muchos es pertinente hablar de buenos propósitos, bien estaría que intentáramos no ser viejos antes de tiempo. La vejez no es un asunto de edad. Hay mujeres y hombres que desde jóvenes parecen viejos por sus ideas y actitudes.


Deberíamos intentar pensar que no todo tiempo pasado fue mejor solo por haberse ido ya muy lejos. No dejarnos invadir por la nostalgia por lo perdido, sino de expectativa por lo presente y venidero.


No vivir tan convencidos de que las costumbres y las tradiciones son plausibles solo porque son costumbres y tradiciones, es decir, porque se han repetido desde antiguo. Qué tal si, mejor, les ponemos un signo de interrogación y, solo tras un rato de reflexión, determinar si vale la pena seguirlas. Tratar de no creer que los jóvenes de hoy no están por nada, como si los viejos de hoy, cuando eran muchachos, sí hubieran estado por algo: ¿acaso los mayores no les repetían lo mismo, como un estribillo de canción trillada?


Estar dispuestos a recibir ideas nuevas. Porque negarse a escuchar, a pensar en ellas sinceramente —al menos un poco— es perderse la oportunidad “contaminarse” con los pensamientos ajenos que tal vez revitalizan los propios. Un propósito sería el de bajar el escudo que defiende tercamente nuestro modo de entender el mundo y la lanza con la que intentamos imponerlo.


Quitar esa especie de letrero de mentes y rostros, ese que parece decir: “Ya cerramos. No insista. Si quiere algo se lo despachamos por la ventanita o por el huequito del candado”.

 

miércoles, 21 de diciembre de 2022

Paquetes macabros

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN. Semana del 19 al 24 de diciembre de 2022)



Un día, a mi escritorio de periodista llegó un paquete sin remitente. Un plátano verde, inmenso. Mis compañeros jugaron y rieron con la descomunal verdura, mientras me sumía en el espanto. Una amenaza por alguna nota sobre el conflicto… ¿Cuál sería su significado? Cambiaron mi área de trabajo: pasé a cubrir el Bajo Cauca y el asunto se fue olvidando.


¿Cuánto sufrirán los destinatarios de fardos extraños en las embajadas de Ucrania en Polonia, Croacia, Austria, Italia, Hungría, España, entre otras, y algunos consulados? Su contenido: tejidos y ojos ensangrentados de pescado, vaca, cerdo, oveja y otros animales…


Al parecer, el asunto está conectado con la guerra ruso-ucraniana. El ministro ucraniano de Asuntos Exteriores, Dmytro Kuleba, culpó a Rusia del incidente: es una campaña “destinada a sembrar el miedo”. Agregó: "Estamos investigando el significado de este mensaje"


Vienen a la mente novelas y películas en las que no son raras encomiendas absurdas. Por ejemplo, en Ataúdes tallados a mano, de Truman Capote, un hombre recibe una bolsa sin remitente. La artesanía de un féretro y, en su interior, una fotografía suya. Cree que es broma, pero al mes lo matan. Así, otros ocho. O ¿qué tal El oficio del mal, de Robert Galbraith —seudónimo de Joanne Rowling, la de Harry Potter—? Una oficinista recibe un envoltorio anónimo que contiene una pierna de mujer.


En fin, relatos policíacos, así como de guerra o espionaje, acordes con las noticias de la confrontación bélica de Europa oriental, resultan apropiados para este tiempo de vacaciones.

viernes, 16 de diciembre de 2022

Hablar de fútbol

 (Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 16 de diciembre de 2022)



Quienes gozamos del fútbol sabemos que tanto o más disfrute que los partidos lo da el hablar de lo sucedido en ellos: jugadas, faltas, pifias... Es otro deporte. Enciende el pecho, es pasante de tragos y aderezo de comidas, y da chispa a tardes tediosas.


Con la llegada de la video ayuda arbitral (var), algunos creían se apagarían esos debates. La tecnología “emitiría” su palabra de Dios. Mano. Fuera de lugar… Y punto. Pero lejos de acabarse, aumentan. Se arriman a la hoguera actores que permanecían indiferentes por parecerles, no sé, algo frívolo como para quemarle alguna neurona.


Japón marcó un gol que casi saca a España en primera fase del Mundial. Vimos la pelota salir del campo antes de que un asiático la chutara al área de candela para que otro anotara. La validez de la acción la explicaron matemáticos. Informaron las medidas de la esférica y la línea, e indicaron que el arco de circunferencia —el pedacito de barriga— del balón superpuesto a la raya fue de seis milímetros. Una profesora española mencionó el anamorfismo, una distorsión de la ilusión óptica, y que ese gol se aclara observando el cuadro Los embajadores, de Hans Holbein el Joven, del siglo XVI: a los pies de dos hombres, una calavera solo es visible desde cierto ángulo.


A pulpos, elefantes y brujos que vaticinan campeones se suma Joshua Bull, de la Universidad de Oxford. Su modelo matemático, a base de pruebas y testeos, determina el ganador.


En suma, se nos metieron los nerds al rancho de la discusión. Lo sabíamos: esta frivolidad tiene su gracia. Bienvenidos, ¡faltaría más!

viernes, 9 de diciembre de 2022

Fútbol y vida

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, del 9 de diciembre de 2022)



Sé que ya han hablado de semejanzas entre el fútbol y la vida. El que gana no es necesariamente porque lo merece ni porque sea el mejor. La solidaridad y la resiliencia son virtudes que bien pueden dar frutos. Ah, y en cuanto a los antivalores, ¿qué me dicen de la arrogancia? Ni rabia da observar a esos jugadores de equipos grandes cuando, después de ningunear a los de los chicos, terminan recibiendo una lección de humildad que les arde tanto como si hubieran arrimado a una hiedra. O los que pierden tiempo y después les hace falta…


Hay otro asunto en que el fútbol y la vida se parecen. Pocos aceptan que los chicos crezcan. En el balompié, la tal “rebelión de los pequeños” resulta inaceptable para los grandes y hasta para los comentaristas de los medios de comunicación. Dan a entender que si ganan, se debe a la suerte o a una, dos o tres desconcentraciones del equipo mayor. Que el mundo se tiene que quedar como está y lo más seguro y deseable, según sus palabras, es que no vuelva a suceder… al menos no muy seguido.


Así mismo, en la vida cotidiana notamos que algunas personas no entienden o no quieren entender que otras avanzan. Que ese o esa a quien conocieron hace tiempos en condición precaria, en formación —académica, espiritual y profesional—, hoy sea alguien diferente, con logros y realizaciones. Ante ese alguien mantienen la boca y los ojos desmesuradamente abiertos, pues no terminan de aceptar que en el mundo, los seres cambian de lugar.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

Venga y lea

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en diario ADN, semana del 5 al 10 de diciembre de 2022)



Siento pena por profesores y periodistas que están convencidos de que la gente no lee. Y que, entonces, no tiene sentido presentar obras y autores.


Si carecen de fe en lo que hacen, están en el lugar equivocado o trabajan por cumplir. Está bien que la lectura no es afición de la mayoría —¿cuál de las artes lo es?—, pero nuestro oficio es mostrar, invitar y seducir a más personas cada día. Que sepan, por medio de columnas como esta, que en las letras las espera el placer, si buscan las que se acerquen a sus gustos, intereses y personalidad.


En los últimos meses me he chocado con la muralla de profesores y periodistas. Cada vez que les menciono un tema me preguntan: “¿pero, quién lee en estos días?”.


“Cien años de la muerte de Proust”, les digo. “¿A quién le importa Proust?”, preguntan. “Cien años del Ulises, de Joyce”. “¿Cuántos leen el Ulises hoy día?”. “Gabriela Mistral”. ¿Quién?”. “La gente —dicen así, en indefinido— no quiere más que cosas cortas y frívolas, que no la incomoden”.


Por medio de cuentos, ensayos, poemas y novelas se conocen las formas de ser y pensar de los pueblos. A través de ellos se entiende y disfruta la historia, la ciencia y la filosofía. Presentan situaciones que mueve a los lectores a pensar en su propia actitud frente a la vida y el mundo.


En suma, arte y letras son de minorías, sí, pero no son excluyentes. Por el contrario, con columnas como esta intentamos abrir puertas y ventanas para que muchos se asomen y entren; para que no se queden afuera soportando el mal tiempo.

viernes, 2 de diciembre de 2022

¿Por qué esa bailadera?

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 2 de diciembre de 2022)



Así, pues, nos preguntamos: ¿Por qué nuestra gente baila tanto en diciembre? Pensar en costumbres cotidianas tiene su encanto. Si bien parece algo obvio, también es complejo. Los fenómenos individuales, familiares y culturales no tienen una causa única.


Empecemos por decir que nuestra gente no ha sido siempre tan rumbera. Hasta los primeros años del siglo XX, los antioqueños practicaban una religiosidad represiva, que atravesaba todos los ámbitos de la vida. Tomás Carrasquilla, en la crónica Diciembre, de 1915, habla de fiestas familiares en torno a la Navidad: la alegría por el nacimiento de Jesús la expresaban con degustación de manjares, toma de licor y música de un grupo que tocaba especialmente bambucos. Algunos parientes se animaban a bailar. Pero nada de parrandas “hasta las seis de la mañana”, como grita Rodolfo Aicardi en sus canciones.


A medida que avanzaba el siglo XX, con el desarrollo de las industrias discográfica y radiofónica, se fue alimentando ese fervor por el baile. Con su poderosa influencia, imponían modas musicales y moldeaban los gustos de la gente. Fue penetrando la música costeña gracias a locutores como Eduardo Villalba y creativos de disqueras como Fuentes y Codiscos que competían con fiereza por el mercado.


Además, la idea de que el año viejo ha sido duro hace que la gente intente exorcizar los sufrimientos, las penalidades, con baile y licor, y, quiera atraer la prosperidad para el nuevo… aunque en el fondo sepa que la vida seguirá igual de difícil. Una ilusión, sí. Pero, ¿acaso estas, las ilusiones, no son el motor del mundo? ¡A bailar!

miércoles, 30 de noviembre de 2022

Pablo Milanés

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en ADN, semana del 28 de noviembre al 3 de diciembre de 2022)



Con voz diáfana en la que viajan ideas de dignidad, equidad y amor, Pablo Milanés ha hecho soñar a los latinoamericanos con una sociedad en la que es posible construir relaciones de equidad y libertad.


El 22 de noviembre murió en España este músico cubano exento de vacuidad. No uno de esos artistas que venden musiquitas pegajosas que la gente repite por moda unos días y después olvida cuando llegan otras. Uno de los creadores de la Nueva Trova, se identificó con la revolución de su país, pero también criticó, cantando o hablando, iniquidades de ese régimen.


En sus letras señaló infamias como la de la toma del poder en Chile, por parte de Pinochet, en un acto de barbarie que terminó con la vida del presidente Salvador Allende y desencadenó la violencia.


            Yo pisaré las calles nuevamente

            de lo que fue Santiago ensangrentada

            y en una hermosa plaza liberada

            me detendré a llorar por los ausentes.


Cantó al amor en canciones como Yolanda o Yo no te pido. Reclamó solidaridad en temas como La vida no vale nada. E incluso le reprochó a la pareja sentimental en Para vivir:


            Muchas veces te dije

            que, antes de hacerlo, había que pensarlo muy bien.

            Que a esta unión de nosotros

            le hacía falta carne y deseo también.


En sus obras acogió ritmos caribeños y tradicionales: sones, boleros, feeling y guaguancó. Además de letras propias, asimiló otras con sentido, como poemas de Nicolás Guillén o José Martí. Milanés fue un artista integral, con propuesta política, social y estética, sustentada en las tradiciones culturales cubanas y latinoamericanas.

viernes, 25 de noviembre de 2022

Cadenas de letras, ideas de libertad

(Columna periódico GENTE, grupo El Colombiano, edición 25 años del semanario, 25 de noviembre)



Lo importante de los premios de literatura, salvo para quien los gana, que recibe reconocimiento y estímulos materiales, es que hacen visible una voz. Y si es una voz en español, mejor para nuestra lengua, porque se enriquece y expande. Se exhibe su versatilidad, flexibilidad y belleza.


Hace escasos días entregaron el Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes. El nuevo ganador, el poeta venezolano Rafael Cadenas, cercano y conocido, es un exponente consumado de la poesía y el ensayo. Ya habíamos notado la magia de su poesía en 1998, cuando participó en el Festival Internacional de Poesía de Medellín.


En el poema Derrota, incluido en Falsas maniobras (1963), dice:


Yo que no he tenido nunca un oficio

que ante todo competidor me he sentido débil

que perdí los mejores títulos para la vida

que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)

que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos

que me arrimo a las paredes para no caer del todo

(…)

me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros y de mí hasta el día del juicio final.


Nacido en Barquisimeto, en 1930, en el último lustro de la dictadura de Juan Vicente Gómez, Cadenas militó en partidos de izquierda que en el decenio de 1950 luchó por acabar con otra dictadura: la de Marcos Pérez Jiménez. Por esa militancia recibió cárcel primero y exilio después. Sin embargo, como él ha creído y pregonado que la salvación se alcanza mediante la palabra, el entendimiento y la significación del mundo, durante su castigo compuso un poemario que sonó como un trueno: Los cuadernos del destierro. Después hizo parte del grupo literario Tabla Redonda y emprendió la realización de una actividad creativa y reflexiva que ha multiplicado como profesor universitario. En Memorial llega a decir: “Sé/ que si no llego a ser nadie/ habré perdido mi vida”. Y, claro, no son los premios los que lo hacen ser alguien, es su expresión vigorosa; los premios solo la destacan.


Por más de sesenta años ha ido consolidando una voz poética auténtica, nada concesiva. Una especie de canto a sí mismo que nos enseña a los débiles, los desapercibidos, los que no encajamos fácil en la fauna humana, que es posible defenderse del mundo hostil con el escudo y la espada del lenguaje. Y que el fuerte, dueño de las formas socialmente dominantes, tarda tiempo en percibir que no nos ha infligido derrota alguna.


Con el Cervantes, Cadenas consigue que la atención del orbe se pose por un momento en Venezuela, no para atender el ruido político, sino para conocer su literatura. Asimismo, contribuye a brillar y dar esplendor a la lengua española. Amante, Intemperie y Sobre abierto son algunos de sus libros de poesía. Literatura y vida y Reflexiones sobre la ciudad moderna, dos de sus ensayos.

 

En Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística, señala:


“Si fuese necesario representar antropomórficamente lo que llamamos Dios, mediante un símbolo, el más adecuado sería el andrógino. En muchas figuras religiosas hay algo que lo recuerda. Parecen estar situadas más allá de toda identificación sexual. Son ante todo seres humanos. Lo de hombre o mujer no está subrayado, como es usual”.


En ciertas ocasiones sucede que la persona galardonada no está en nuestro radar. No debemos avergonzarnos por tal circunstancia, la de nuestro desconocimiento, pues nadie tiene obligación ni posibilidad de conocer vida y milagros de los otros ocho mil millones de seres humanos que, como uno, pisan la Tierra. Más bien, aprovechemos la circunstancia para leer a quien organiza las palabras de manera singular y, con ello, transmite ideas divergentes.

miércoles, 23 de noviembre de 2022

A las patadas

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 21 al 26 de noviembre de 2022)



Como en una Babel improvisada, los idiomas confluyen a un evento orbital como el Mundial de Fútbol. En Catar, el río de letras y palabras emitidas por los cantantes en la ceremonia inaugural no fue caudaloso, como esperaban los organizadores.


Anunciaban una constelación de estrellas de los cinco continentes, pero muchas de ellas decidieron no alumbrar ese espectáculo. No está bien ir a cantar, todos contentos, sabiendo que ese Estado es denunciado por violador de los derechos humanos, expresaron a su modo.


            Lo prometo, lo prometo, te lo prometo ahora.

            Todo, todo va a salir bien.

            Cada mañana, no importa lo que pase.

            Lo prometo, lo prometo, te lo prometo ahora…”


Dice Siempre juntos, la canción del Mundial.


Rod Steward, Duo Lipa, Shakira y otros dijeron: no cantaremos. ¿Sugerencia de sus asesores, críticas del público o convicciones propias? Cualquiera hubiera sido el motivo, es destacable su postura. Informes de Amnistía Internacional señalan que los trabajadores, nativos o migrantes, reciben abusos. Les da lidia cobrar el salario mínimo y no pueden cambiar de empleo libremente. Ha habido muertes repentinas de algunos de ellos, sin que se investigue la causa. Hay atropellos y discriminación contra las mujeres y los integrantes de la comunidad LGTBIQ+. Y la denuncia de hechos aberrantes es prohibida y perseguida. Por publicarlos, ciudadanos y visitantes han desaparecido, y periodistas extranjeros han sido detenidos.


Los sensibles con la situación no fueron a cantar. Total, no se trataba solo de echar a rodar la bola y gritar: ¡gol!

viernes, 18 de noviembre de 2022

Vida bohemia

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 18 de noviembre de 2022)



Fernando Vera Ángel, el del Radioperiódico Clarín, acaba de editar Cofradía para otra canción de Aznavour (Ed. Unaula, 2022). Reminiscencias de la Medellín de los últimos 50 años.


Invitado a presentarlo junto a él en la Librería Lerner de El Poblado, al leerlo comprobé que la memoria es una construcción colectiva. El autor se nutre de las de otros para su narrativa; luego, el lector la añade a la propia y así se va formando un recuerdo cada vez más amplio en el tiempo, más rico en detalles.


En 11 crónicas, Vera salva del olvido el Parque de Bolívar; la casa de Dora Ramírez, la suegra de Mejía Vallejo, epicentro de reuniones de artistas, escritores y poetas; Bolero Bar, donde era común encontrarse con Moreno Durán, Montaña Cuéllar, Darío Ruiz, Álvarez Gardeazábal o Víctor Gaviria; la Tangovía de Manrique; Don Lao, el barcito situado entre ópticas de la calle Sucre; el cine de barrio… Y a personajes como Jorge Hernán, un baladista fatuo, y Leonardo Nieto, el del Salón Versalles y la Casa Gardeliana…


En el título están las claves del libro. Cofradía es una reunión o, mejor dicho, una hermandad. En este caso, hermandad de bohemios en el sentido exacto de la palabra: personas con estilo de vida apartado de convenciones, que privilegian el arte, la cultura y el encuentro amistoso y alegre. Charles Aznavour marca la época en que transcurren muchas páginas y le canta a la bohemia que evoca y extraña este autor que nunca ha estado a la vera sino en el centro de la vida cultural de la ciudad.

jueves, 17 de noviembre de 2022

100 años sin Proust

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 14 al 19 de noviembre de 2022)


M. Proust, 1895
Imagen de Otto Wegener

En El don de las hadas, Marcel Proust dice: “A nuestra cuna traen las hadas los regalos que endulzarán nuestra vida. Algunos aprendemos a usarlos bastante deprisa y por nuestra cuenta, parece que nadie necesita enseñarnos a sufrir”.


Como un regalo que las hadas hubieran olvidado darnos en la cuna, llegó hace poco el libro El remitente misterioso y otros relatos inéditos, (Random House, 2021), en el que se lee aquello. Que cien años después de la muerte del autor aparezcan escritos inéditos resulta, no raro, pero sí sorpresivo. Cuentos, los más de ellos fragmentados. Sin embargo, así como están, consuelan a los seguidores de las palabras luminosas y bien tejidas del francés.


En el prólogo, Alan Pauls, experto en Proust, cuenta que las nueve “esquirlas proustianas” que componen el volumen fueron escritas a finales del siglo XIX, cuando el narrador era un don nadie, sin nombre, prestigio ni obra que lo respaldara. Como casi todo lo suyo, este libro está hecho de recuerdos, reflexiones y diálogos muertos. E incluye frases, apuntes y acercamientos a las fuentes de su obra cumbre, En busca del tiempo perdido, repletos de comentarios.


Por ejemplo, un borrador de esa página tan conocida sobre “Un hombre que duerme”, de la segunda parte, Por el camino de Swann, antes de la versión definitiva, Proust la tuvo pensada así:


“Un joven que duerme con los brazos extendidos sostiene en un círculo que lo rodea el hilo de las horas, el orden de los años y de los mundos. Los consulta al despertar, pero sus frágiles hileras pueden romperse; mezclarse”.



viernes, 11 de noviembre de 2022

Árboles

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 11 de noviembre de 2022)



Las cosas antiguas vuelven a sorprender si las habita la audacia y el espíritu visionario. Una de estas es la revista Árboles, que circuló a mediados del decenio de 1940.


María Cristina Arroyave nos presentó ejemplares —y nos regaló algunos— a los participantes del taller de narrativa Letras Vivas de Otraparte, que ella integra. Nos sorprendió gratamente que la revista, fundada y dirigida por el médico Ezequiel Arroyave y Roldán —el papá de María Cristina— y, más aun, el grupo realizador, la Asociación de Amigos del Árbol de Medellín, llevara un mensaje de preservación de la Naturaleza en un momento en el que había poca conciencia sobre el tema y, en general, se creía que los recursos naturales eran inagotables. Lejos estaban los tiempos en los que se hablaría del desastre climático. La revista incluye noticias forestales, legislación, recomendaciones para el cultivo, poemas, intercambio de ideas con colectivos semejantes de otras regiones…


En el editorial de los números 19 y 20 (enero y febrero de 1946) se lee:


“El sentimiento de amor al árbol es la expresión de una cultura que la escuela colombiana no ha ofrecido al pueblo, y su omisión ha sido la causa de los efectos desastrosos que estamos tratando de resolver en la actualidad. En vano se trataría de buscar la resolución del problema siguiendo otros caminos, creando la policía forestal para cuidar el árbol del mismo hombre que se beneficia de él (…)”.


Coherente con tal idea de educar en la cultura del árbol, esta revista se distribuía gratuitamente entre profesores y alumnos que la solicitaran.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Escritoras

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en diario ADN, semana del 7 al 12 de noviembre de 2022)



Estoy convencido de que puedo contar entre mis allegados y amigos a personajes conocidos en los relatos. Sumarlos a los encontrados en la vida. Y no creo a estos más reales que a aquellos.


Entre mis conocidos, uno destacado por inteligencia y denuedo es el emperador Adriano. Ese que vivió entre 76 y 138 y reinó el imperio más grande de la Tierra. Pocas personas tan geniales como él. Sus reflexiones sobre el amor, la política, la vida, la muerte y el arte, lo comprueban. He aquí un ejemplo: “la posibilidad de quitarse la máscara en todas las ocasiones es una de las raras ventajas que reconozco a la vejez”. Brillante, sí, aunque cualquiera sospecha que el soberano le debe a la narradora de sus memorias, Margarite Yourcenar, tanto como le debemos al sol todas las criaturas.


Eugenia Sánchez N. Foto Festival
de Poesía de Medellín

Pienso ahora, no tanto en este allegado mío, sino en ella, en Yourcenar. Paso lista mental por literatas que brillan como estrellas y justifican la existencia del Día de las Escritoras celebrado a mediados de octubre. Iniciativa española, esta fiesta se extiende por el mundo y permite exaltar a mujeres que muestran mundos y presentan gentes —algunos de aquellos, conmovedores; algunas de estas, inolvidables—. Austen, O’Connors, De Beauvoir, Meira del Mar, María Mercedes Carranza, Pilar Quintana, Agatha Christie...


“El pueblo donde vivo me espanta

partiré el último día del año después de media noche.

En el blanco tren van las brujas

va mi corazón sin viaje de regreso”.


Estos son los versos finales de “Sin viaje de regreso”, de la bogotana Eugenia Sánchez Nieto.

viernes, 4 de noviembre de 2022

Fantasmas

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 4 de noviembre de 2022)



En Mes de Difuntos vale decir: si asustan los muertos, asustan más los fantasmas. ¿Será porque se ven moverse y se les oye hacer ruidos, como si tuvieran “vida”? Sé de alguien a quien se le apareció la abuela muerta. Intentó no tener miedo. La recorrió con la vista de arriba abajo… hasta que llegó al suelo y… ¡no tenía pies!


No solo atemorizan los fantasmas de quienes fueron personas; también los carros fantasma, que atropellan impunemente a los viandantes; las llamadas fantasma, que uno cree haber oído, pero no sucedieron; los dolores fantasma, que se sienten en una parte amputada, es decir, en un miembro fantasma; la lluvia fantasma, que se evapora antes de tocar el suelo; los pueblos fantasma… Hace años visité uno en la Ciénaga Grande de la Magdalena: Bocas de Aracataca. 80 habitantes deambulaban por sus calles como espectros procurando infructuosamente llevar vida normal, como la de antes del 22 de noviembre de 2000, cuando paramilitares masacraron a decenas de pescadores y desplazaron a millares de pobladores. El último viaje del buque fantasma, un cuento de García Márquez, tiene el tema mundial de la nave fantasma. Frederick Marryat es autor de El buque fantasma, la historia del Holandés errante, un barco condenado a navegar eternamente sin tocar puerto.


El barco fantasma, cuento de Ciro Alegría incluido en Panki y el guerrero, comienza así: “Por los lentos ríos amazónicos navega un barco fantasma, en misteriosos tratos con la sombra, pues siempre se lo ha encontrado de noche. Está extrañamente iluminado por luces rojas, tal si en su interior hubiese un incendio”.

jueves, 3 de noviembre de 2022

Punto Seguido

(Columna RÍO DE LETRAS, diario ADN. Semana del 31de octubre al 5 de noviembre de 2022) 



Óscar Jairo González Hernández habló a Eugenia Sánchez Nieto (Yuyín) sobre la revista Punto Seguido: “Nosotros, (…) mientras hacemos P.S., la estamos inventando de nuevo. No tenemos conocimiento de ella, la hacemos para no tenerla, para no tener nada, y esa nada es la que nos hace comenzar de nuevo”. Estas palabras explican por qué Punto Seguido es singular: no se repite. Sus creadores no van por la fácil. Cada número es un experimento, uno que explota en las manos del lector, que tiene garantizado el asombro.


Es una revista compleja, latifundista en terrenos de la imaginación y la realidad, sin límites definidos entre una y otra. Sin periodicidad —uno o dos números al año—, pues no es labor mecánica reunir voces potentes del mundo con otras locales dueñas de resonancia; temas de arte y literatura; textos de poesía, ensayo, narrativa y entrevista, e ilustraciones como sacadas de sueños y pesadillas en las que aparecen humanos, animales y objetos en mundos absurdos o paisajes delirantes que transmiten terror o erotismo. Ni es sencillo costear una revista de gran formato, policromía y papel fino en todas las páginas.


John Sosa, Luis Fernando Cuartas, Miguel Ángel Puerta y Jesús Rubén Pasos la fundaron en 1979. González se les unió a los ocho años. Andando en contravía o a contravida, van en el número 64. Hoy no se abren ni sostienen revistas; se cierran. Pero ellos siguen poniendo punto seguido. Celebrarán 43 años en el Ateneo Porfirio Barba Jacob y Otraparte el 8 y el 11 de noviembre. Brindarán y presentarán el libro Efímera palabra.

viernes, 28 de octubre de 2022

Noche de Brujas

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 28 de octubre de 2022)



Francisco de Goya: El aquelarre 

Hasta hace tres decenios vivía en El Salado envigadeño un personaje como salido de una novela picaresca. Arango, creo, era su apellido; Loco, estoy seguro, su apodo. Hacía de las suyas. Era un azote de Dios, como se dice. Al parecer, tenía pacto con fuerzas oscuras. En lugar de Loco, debieron haberlo apodado Brujo.


Más de una vez lo persiguió la policía por algún entuerto. En una de esas, corrió a esconderse en su casa en la montaña. Los agentes, pisándole los talones, entraron también, recorrieron la vivienda, pero no hallaron habitante alguno. En la cocina, para calmar la frustración, desgajaron murrapos de un racimo y comieron. Vencidos, dejaron el sitio. Al rato, el Loco salió semidesnudo. Al verlo en tales fachas, un agricultor le preguntó qué pasaba. “¡Ay! ¡Cómo que esos tarados se comieron mis pantalones!”.


Noche de Brujas. Celebración más justificada que cualquier otra. La brujería, antigua como la humanidad, está presente en montes, campos y ciudades de los cinco continentes, igual en pueblos primitivos que posmodernos, y seguirá hasta que todo acabe. Va desde prácticas agresivas como las de sectas que, en rituales, sacrifican niños para ofrendarlos a espíritus nefastos a cambio de oro, hasta otras inofensivas de quienes trapean la casa con esencias para atraer la suerte.


Así, pues, disfrazarse es un medio de transformarse en otro, sin hechizos, solo por la juguetona magia del vestuario y los maquillajes. Ser, por una noche, alguien o algo que se admira o desea. Y al final de juego, volver a ser el mismo.

lunes, 24 de octubre de 2022

Apellidos

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 21 de octubre de 2022)



Michael Ende cuenta que en Lummerland, un minúsculo país insular en quién sabe qué mar, vivía un rey llamado Alfonso Doce-menos-cuarto y sus tres súbditos: Lucas el maquinista con su locomotora Emma; el señor Manga, quien daba paseos con sombrero hongo en la cabeza y paraguas cerrado bajo el brazo, y la señora Quée, con dos es. Un día, el cartero trajo un paquete para la señora Maldiente. Como no había nadie con este apellido, pero sí una señora, se lo entregaron a ella. Era un niño. Lo llamaron Jim Botón.

 

Desde ese momento de mi niñez cuando leí esta historia, me quedaron sonando tales apellidos extraños. Solo podían salir de la mente disparatada del alemán, pensaba. Me parecieron estrambóticos y juguetones. Sin embargo, como puede suponerse, ahí no habrían de parar mis vivencias. Después habría de leer más apellidos raros, como el de un tal Encarnación Mejorada, habitante de un libro de Manuel Scorza; Pilar Ternera, la concubina de dos hermanos Buendía, en Cien años de soledad… y de conocer en la llamada vida real —como si la de ficción no lo fuera— apellidos que son oficios, animales, minerales, vegetales. Deportistas apellidados Saliva y De las Salas; escritores, Cabeza de Vaca —que también fue conquistador— y Malaparte; políticos, Muelas y Cabello Blanco… ¿Ah?

 

Fui descubriendo que cualquier cosa puede ser apellido. Así, luego de tan profunda reflexión, podrán imaginar que al conocer a alguien y escucharlo decir, por ejemplo: “Encantada. Margarita Ave Negra”. O: “Mucho gusto. Simón Pan Quemado”, el asombro no me moverá un pelo.

miércoles, 19 de octubre de 2022

Ecos del Nobel

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 17 al 22 de octubre de 2022)



Un premio no hace superior a un escritor; ni siquiera el Nobel. Por eso, lo mejor del Nobel no es el premio, sino que nos pone a hablar de literatura. Es refrescante que haya temas de interés general distintos a la política, la farándula o el fútbol.


Antes del anuncio del galardonado, las noticias van cargadas del peso morboso de las apuestas. Como en el hipódromo, aficionados intentan adivinar quién ganará. Como en los caballos, hay favoritos y palos. Después, los fanáticos permanecen en las graderías comentando, renegando por la suerte de su caballito. Tras la carrera por el Nobel, las personas quedan rumiando: “¿Por qué no ganó Fulano? Lo merecía más que nadie”. Antes del anuncio, unos suponían que a Salman Rushdie (Los versos satánicos) el atentado de hace días lo hacían archifavorito para recibir el trofeo; después, reflexionaron que precisamente no se lo entregaron para no provocar más la ira de los seguidores de Mahoma. Por mi parte renegué también. Total, llevo años esperando lo reciba Milan Kundera.


En la columna pasada hablamos de Annie Ernaux, la ganadora. Dijimos: “abandonó hace tiempos la ficción para volcarse a lo autobiográfico”. Y, claro, un lector atento como Isaías Peña (La puerta y la historia) me llamó la atención: “no hay ficción sin autobiografía”. Tiene razón. Como también se sabe que no hay autobiografía sin ficción.


Lo mejor del Nobel no es el premio, sino que a veces destapa autores no muy visibles. La ganancia de los lectores está en que podemos interesarnos en una manera distinta de ver el mundo.

viernes, 14 de octubre de 2022

Más artistas

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano,14 de octubre de 2022)



Alegra que el del arte y los artistas sea tema sensible. En la columna anterior mencionamos a algunos creadores, no con afán de realizar un inventario, sino de destacarlos en su mes.


He recibido numerosos comentarios verbales y escritos. En estos, unos no están firmados. Un desconocido dice: “Gracias por hacer un homenaje al artista, Envigado es arte!!!”. Otros agregan nombres: el caricaturista Ricardo Ernesto Díez Saldarriaga; los escritores Pedro Arturo Estrada, Pastor Garcés Londoño y Jorge Franco Vélez; el músico Pedro Pablo Santamaría, y el pintor padre Julio Jaramillo.



Jaime Alberto Palacio Escobar, autor de Envigadeñas, señala: “Qué orgullo como envigadeño encontrar abundantes ejemplos de caminos sembrados de palabras y estética”. Luz Elena Agudelo invita a recordar al dramaturgo, actor y poeta Bernardo Ángel Saldarriaga, de la Barca de los Locos. El politólogo Jorge Giraldo Ramírez menciona a Tomás González, Luis Miguel Rivas, Lina María Parra y John Saldarriaga, en letras; Stella Sierra (Karol), Orlando Jaramillo (África), Alejandro Montoya, Jorge Mario Giraldo (Magio), Carlos Neus y John Jairo Torres, en Música, y Luis Carlos Muñoz, en plástica.


Así como por jugar, sin consultar en internet o revistas, van llegando a la mente de los lectores nombres de artistas envigadeños, vivos o muertos, de nacimiento o por adopción.


El envigadeñizado Alberto Roldán Yalí dice en “Torre de Babel”.


            Como vieja estampa el tiempo nos revela,

            el pálpito se hace verdad,

            la noche nos cubre

            en truncados corredores

            como últimos mensajeros.

            Ya el trueno no nos ama

            la noche es ciega,

            de espaldas otra vez a la razón

            dejo el camino real que todos reconocen.