viernes, 29 de abril de 2022

Envigado novelable

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el viernes 29 de abril de 2022)

 


Hace como 200 años vivió en Envigado un príncipe, heredero de la corona de Sudán. Según Sacramento Garcés en Monografía de Envigado, el padre Cristóbal de Restrepo lo recibió como regalo. Cuando vinieron a buscarlo para ocupar el trono, no se fue de su lado.


¿Envigado es novelable? ¿Es posible dar forma de novela al relato de la vida de personajes, sucesos, lugares o costumbres de la localidad? ¿Y a tal relato puede añadírsele elementos de ficción? (Hablaremos de esto el sábado 29, en la Débora Arango, a las 5:00 p.m.) Al decir “novelable”, lo primero que pensamos es si existen temas atractivos, raros, influyentes en la historia, bellos o feos. Apasionantes para narrarlos, trascendiendo lo anecdótico, en obras históricas, realistas, simbólicas o fantásticas. Asuntos sobresalientes, claro, para cautivar a los potenciales lectores.


Entonces se nos viene a la cabeza lo del príncipe aquel. O la vida de Débora Arango, atacada por iglesia y sociedad. O el terror del narcotráfico, con visos diferentes a los del resto del país… Y un largo etcétera.


Sin embargo, pensándolo bien, si solo hubiera un ser humano, solitario y dueño acaso de una vidita plana, vacía de aventuras, bastaría para que Envigado fuera novelable. Porque hay otros planos de tensión e intensidad, aparte de los físicos; los psicológicos y espirituales. Además, lo sabemos por experiencia: cualquier vida es una aventura. Si no, ¿entonces por qué necesitamos, para sobrevivir, un milagro o una casualidad cada cinco minutos?

miércoles, 27 de abril de 2022

Carvalho, cincuentón

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 25 al 30 de abril de 2022)

 


El 30 de marzo fue el cumpleaños número 50 de un personaje literario: Pepe Carvalho.


Creado por Manuel Vázquez Montalbán, es un detective bien caracterizado, que nació joven en 1972 en la novela Yo maté a Kennedy. Con nombre, procedencia, gustos, posición política como cualquier ser de carne y hueso. José Carvalho Tourón o José Carvalho Larios. Vive en Barcelona y tiene ascendencia gallega. Apasionado por la gastronomía, viajero e hincha del Barça. Antifranquista, por lo que fue encarcelado. Desencantado, terminó en la CÍA.


Vázquez Montalbán dio al personaje características suyas y al narrar sus aventuras, crítica a la sociedad, la política y las costumbres de su país. La saga de Carvalho tiene decenas de relatos y novelas del género negro. Algunos títulos son Tatuaje, Asesinato en el Comité Central y Sabotaje olímpico. Aunque Vázquez Montalbán escribió obras de otros géneros, y también ensayos, esta saga se destaca en su creación.


El autor falleció en 2003, pero Carvalho no murió con él. El escritor Carlos Zanón siguió la serie. En 2019 publicó Problemas de identidad.


En Yo maté a Kennedy se lee:


Hasta la primera galaxia llegaba el ruido de los chapuzones y las risotadas de monseñor Cushing. De vez en  cuando la sombra de un niño desnudo cruzaba veloz la celosía. Jacqueline hojeaba un libro de Avedon y Baldwin. En dos vasos largos hervía la bebida azul y las hojas de menta empezaban a macerarse. Cerré los ojos para  sentir el contacto sexual de la picazón en la garganta. Las burbujas me arañaron hasta el dolor. Empecé a sudar (…)”.

viernes, 22 de abril de 2022

Idioma

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el viernes 22 de abril de 2022)



Escritores y poetas tienen en el idioma el barro para modelar ideas y contar historias. La lengua la hacen los hablantes. En torno a ellos, artistas de la palabra intentan hacer de ese barro crudo del habla el material adecuado para sus obras.


    Entre los hablantes, hay quienes llevan el suciecito de lo cotidiano y coloquial en su expresión y quienes, la limpieza de lo elegante. Válidos ambos, tienen lugar en la literatura gracias a plumas que toman de unos, de otros o de los dos. Miguel de Cervantes, por mencionar un paradigma, encontró la manera de hacer arte con el lenguaje popular. Incluyó modos de hablar de diversos grupos y, cómo no, de los moros que por siglos dejaron su aporte lingüístico.


    Andando los tiempos, escritores de aquí y allá lo han hecho también. En las letras indigenista, por ejemplo, se revela el aporte indio; en las afroamericanas, el de miles de personas cazadas en África y traídas a América contra su voluntad… En la literatura se nota cómo la lengua se mantiene rehaciendo, como la vida, en los procesos de mestizaje.


         ¿Mi cuerpo?

         Oh, si yo pudiera escoger,

         reducido a cenizas

         desearía

         que el alegre soplo del viento

         las arrojara en algún jardín.

         ¡Y así, quizás,

         en alguna flor marchita

         retoñe a la vida otra vez!


    Canta Zapata Olivella en Changó el gran putas.


    El lenguaje se la rebusca para ser protagonista. A veces notorio; a veces discreto.

miércoles, 20 de abril de 2022

Gabriela Mistral

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, en la semana del 18 al 23 de abril de 2022)

 


La chilena Gabriela Mistral, de cuyo natalicio celebramos 133 años el 7 de abril, dejó, además del legado poético, el ejemplo de una vida difícil en medio de una sociedad indolente.


La miseria parecía un obstáculo para alcanzar su propósito de estudiar para profesora, pero se sobrepuso a la adversidad. Logró ser maestra y pensadora de la educación. Enseñó a indígenas y desfavorecidos de su país. Participó en el diseño educativo de México, que aún funciona.


La sociedad en la que creció ayudó a destruir su autoestima. Se creía mala, fea y egoísta. La atacaban por su pobreza, orientación sexual y carencia de hijos. Si hoy estos temas levantan ampolla, en su época, la primera mitad del siglo XX, recibían condena social.


Como la humanidad ama el morbo, comentaristas se preguntaban cómo pudo escribir los poemas del libro Ternura, maternales o con espíritu infantil, sin ser madre. Y criticaron sus relaciones de amor con mujeres.


Gabriela Mistral, seudónimo con el que Lucila Godoy Alcayaga tapó su marca de origen, fue la primera mujer iberoamericana en recibir un Nobel de cualquier categoría, y la segunda persona latinoamericana en obtener el de Literatura. Riqueza, poema incluido en Tala, dice:


Tengo la dicha fiel

y la dicha perdida:

la una como rosa,

la otra como espina.

De lo que me robaron

no fui desposeída:

tengo la dicha fiel

y la dicha perdida,

y estoy rica de púrpura

y de melancolía.

¡Ay, qué amante es la rosa

y qué amada la espina!

Como el doble contorno

de dos frutas mellizas,

tengo la dicha fiel

y la dicha perdida. . .


viernes, 8 de abril de 2022

Desnudos

 (Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 8 de abril de 2022)



Como la memoria es la facultad de olvidar, me sorprendo al ver rostros amigos desprovistos de tapabocas y redescubrir detalles que se habían ido de mi mente.


Juro que no recordaba que a Geraldine se le marcaran tanto los hoyuelos de las mejillas al sonreír, ni que Estefanía tuviera la boca chiquita como un ojal. Tampoco, que Camila se riera con todos los dientes, parejos y blanquísimos como para una publicidad de crema dental. Definitivamente, hay a quienes desfavorece este trozo de tela que hemos llevado por dos años. Cuándo será que pueden desecharlo totalmente.


Creo adivinar un leve bronceado en muchas personas, de media cara hacia arriba.


Había olvidado que David ha lucido una barba estilo candado, Esteban casi carece de cuello y Daniela tiene pecas tan rojas que parecen chispas. Noto que el sobrino de Manuel, adolescente y fatuo, tiene la cara salpicada de acné; al mirarlo se viene a la cabeza la imagen de un lecho volcánico.


Ahora, al desnudar mi rostro —situación que, luego de meses de llevarlo oculto me hace sentir algo de pudor, como si destapara otra zona, la más vedada de mi cuerpo—, ¿qué pensarán de mí los demás? Recordarán acaso mi nariz descomunal —pero distinguida, espero— y dirán: ¡claro! ¡Ahí está esa nariz como el pico del ave del escudo! ¿Notarán, otra vez, que en ocasiones voy susurrando como desquiciado?


¡Ay, qué vida! Tanto renegar del tapabocas y a algunos nos favorece más llevarlo. Por qué no reconocerlo.

miércoles, 6 de abril de 2022

Estrellas y letras

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, en la semana del 4 al 9 de abril de 2022)



Desde la antigüedad, los humanos hemos trasladado al cosmos a héroes y heroínas para darles la inmortalidad como premio por sus hazañas. Orión, Andrómeda…


Eärendel, la estrella descubierta al final de marzo, la más lejana percibida hasta ahora, recibió su nombre de un personaje de la mitología celta recogido por John Ronald Reuel Tolkien, autor de obras como El señor de los Anillos. Precisamente, con El viaje de Eärendel, la estrella vespertina comenzó su legado.


“Al este de la Luna, al oeste del Sol/ hay una colina solitaria;/ sus pies están en el mar verde claro/ sus torres son blancas y quietas,/ más allá de Taniquetil/ en Valinor./ Allí no van las estrellas, excepto una solitaria/ que huyó de la Luna”.


La “nueva” estrella está muerta, dijeron los astrónomos. También dijeron que es “la más lejana” de las observadas; no la más vieja. La más vieja, Matusalén, debe su nombre al patriarca antediluviano que, según el Génesis, vivió 969 años.


El polaco Isaac Bashevis Singer, Nobel 1978, tiene un cuento titulado La muerte de Matusalén, incluido en un libro homónimo. Comienza así:


“Era un bochornoso día de verano. En una tienda de paja reposaba Matusalén, un anciano de más de novecientos años. Estaba descalzo, desnudo; una banda de hojas de higuera rodeaba su cuerpo. Yacía, entre acostado y sentado, en una cama de pieles de venado, cabra y buey. De cuando en cuando alcanzaba con su mano arrugada una jarra de agua y tomaba un trago”.


Las estrellas brindan motivos para dar con lecturas que, sin andar, nos lleven lejos del lugar donde estamos.

viernes, 1 de abril de 2022

Lola Larga

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 1 de abril de 2022)

 


Ocurrida hace 102 años, la historia de Lola Larga es la campeona entre las que incrementan la fuerza mitológica de la quebrada Ayurá.


Muchas ideas hacen del riachuelo un elemento animado, fundamental en la existencia de las comunidades asentadas en sus orillas por siglos. Una creencia más bien nueva señala que algunas personas aparecen y desaparecen entre sus rocas, como fantasmas. La más antigua le atribuye a sus aguas poder de fertilizar a las mujeres que en ellas se sumergen.


Menos conocida como Dolores Giraldo, Lola Larga fue vecina de la Ayurá en El Salado. Dio a luz a doce hijos en un solo parto, cuando tenía 28 años. Alcanzó a bautizarlos con los nombres de los doce apóstoles antes de que, pequeños y escuálidos, fallecieran escasas horas después de haber nacido.


Su esposo, Luis Giraldo, más conocido como Mono Veinticuatro por tener seis dedos en cada mano y en cada pie, pareció enloquecer ante tal acontecimiento. Consideró que la Naturaleza se lo había advertido por medio de su polidactilia, pero él no había sido capaz de leerlo a tiempo. Supuso entonces que, si volvía a embarazar a Lola, ya no pariría 12, ¡sino 24 hijos! Desesperado, huyó de su destino… Al tiempo, regresó.


Mono Veinticuatro y Lola Larga se aventuraron a procrear otras veces. No sucedió lo temido. Fueron padres de hijos individuales. Son ascendientes de una tradicional estirpe de arrieros. Apodados Los Lucas, aún siguen cargando mercancías a caballo.