viernes, 25 de agosto de 2023

Álvaro Mutis

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 21 al 26 de agosto de 2023)




Álvaro Mutis “hubiera querido vivir durante buena parte del reinado de su muy católica majestad el rey Felipe II, gozando de la confianza y el aprecio del Monarca”. Lo dijo a Gloria Valencia de Castaño en 1955, en la mejor entrevista que le hayan hecho al escritor de cuyo natalicio se celebran 100 años el 25 de agosto. Bogotano, criado en Ibagué, escandalizaba a la entrevistadora con muestras de retorcida imaginación: “En un vasto palacio madrileño, destartalado e incómodo, hubiera reunido una pequeña corte de enanos y monstruos, entre servidores y bufones, a quienes les hubiera recordado a toda hora sus deformidades y lacerías (…)”.


Mutis es poeta ante todo. Hasta en su prosa, la lírica está presente. Su poesía se caracteriza por las ideas de desesperanza, olvido y abandono. Los elementos del desastre y Los trabajos perdidos son poemarios. La última escala del Tramp Steamer y El diario de Lecumberri, libros de narrativa. Se sintió retado por Buñuel, quien dijo que era imposible llevar al cine un relato gótico de tierra caliente, y escribió La mansión de Araucaíma, en la que unos seres con realidades diferentes habitan una casona tropical.


Sin duda, el personaje más querido de este autor muerto en septiembre de 2013, es Maqroll. Aparece en La nieve del almirante, Illona llega con la lluvia y Un bel morir. Surgió en la “Oración de Maqroll”, de 1942. Leamos tres de sus ruegos:


            Engendra, Señor, en los caballos la ira de tus palabras y el dolor de viejas                    mujeres sin piedad.

            Desarticula las muñecas.

            Ilumina el dormitorio del payaso.

viernes, 18 de agosto de 2023

El asombro

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 14 al 19 de agosto de agosto)



Es curioso: existen autores que se desgreñan por hacer creíbles sus relatos. Si es preciso, recurren a argumentos racionalistas para que el asunto ingrese a nuestro cerebro sin pasar por la aduana de las dudas.


En cambio, otros no consideran la verosimilitud una ley. Los de los cuentos chinos antiguos son precursores. ¿Quién no conoce la historia de un anciano ocupado en trasladar una montaña de un sitio a otro, pasando la tierra por totumadas? En la Biblia, casos extraños muestran el poder divino: una mula se enojó con su dueño y le reclamó por haberle golpeado sin motivo, el Sol y la Luna se detuvieron un día y no siguieron su curso hasta producirse una victoria bélica, y a Jonás lo engulló un gran pez y permaneció en sus entrañas durante tres días castigado por negarse a hablar en nombre de Dios. Rabelais, fascinado por asombrar, en Gargantúa y Pantagruel revela que aquel nació por la oreja de su madre y que cuando Pantagruel cayó enfermo, unos hombrecillos entraron a su boca para curarlo. Rudolf E. Raspe, autor de El barón de Münchhausen, sostiene que su héroe podía montarse en balas de cañón, viajar a la Luna (donde los selenitas pueden separarse de su cabeza) o cabalgar sobre un caballo cortado por la mitad.


¿Dijimos “caballo”? En Del amor y otros demonios, de García Márquez, el padre Abrenuncio lamenta la muerte del suyo. «“En octubre cumplió cien años”. “No hay caballo que viva tanto”, dijo el marqués. “Puedo probarlo”».


Cuando uno no aguanta tanta realidad, estas lecturas llegan como  limonada fría en la sedienta Guajira.

viernes, 11 de agosto de 2023

La siniestra

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 7 al 12 de agosto de 2023)



Apuesto a que nadie diría qué hay de común en los siguientes trozos narrativos: “Si recoges a un perro hambriento y le das de comer, no te morderá. Esta es la principal diferencia entre un perro y un hombre”. “Había una vez en el mar un pececillo de buena familia, no me acuerdo cómo se llamaba, quizá los sabios te lo digan”. “Oí pasos que se acercaban. Tendí la mano, suponiendo que era mi madre. Alguien la tomó, y quedé atrapada en los brazos de quien había llegado para revelarme todas las cosas y, sobre todo, para amarme”.


El primero es parte de Wilson Cabezahueca, de Mark Twain; el segundo, de La gran serpiente de mar, de Hans Christian Andersen, y el tercero, de La historia de mi vida, de Helen Keller. Lo común: los tres autores escribían con la mano izquierda.


En la lista de zurdos están Da Vinci, Newton, Miguel Ángel, Chaplin, Carroll, Martina Navratilova, Kafka, Wells, Fitzgerald, Goethe, Marías y otros de tal talla que, claro, consiguen envanecernos a quienes también garabateamos con esa mano. Por cierto, tenemos nuestro Día Internacional. El 12 de agosto. ¿Qué están pensando? ¿Acaso no lo tienen también los perezosos, los cerveceros y las suegras? ¡Sí, las suegras! El de la Zurdera se explica por la necesidad de luchar contra la discriminación. La hay. Dicen los estudiosos del tema (hay estudiosos del tema), que la segregación ha disminuido en los últimos años. Así sea. Pero, ¿saben?, lo dudo. Dudo, por lo menos, que desaparezca totalmente. Si algo caracteriza a los humanos es su tendencia a discriminar. Por cualquier tontería.

viernes, 4 de agosto de 2023

Ovnis

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 31 de julio al 5 de agosto de 2023)



En la lista de eventos tediosos, el primer lugar lo ocupan las sesiones del Congreso. De cualquier país. Sin embargo, en el de Estados Unidos asisten por estos días a las charlas más excitantes: sobre ovnis.


Militares retirados han declarado que ver ovnis es tan común como toparse con gallinazos. Desde 1930, dicen, su gobierno tiene conocimiento de actividad no humana. Voceros del Pentágono se apresuran a desmentirlos. En suma, están destapando lo que el mundo ha sabido hace tiempo.


Estas noticias logran motivar a las personas a leer y hablar sobre ese tema. Quienes se interesan por la ciencia no pueden olvidar al mayor animador: Carl Sagan. En Cosmos y otros libros trata sobre avistamientos de objetos extraños. Ni a Luis Ruiz de Gopegui, colaborador de la Nasa, pues en su libro Extraterrestres, mito o realidad expone lo que se sabe con certeza.


Los lectores de literatura deben recurrir al fundador del género de ciencia ficción: H. G. Wells. De su novela La guerra de los mundos (1898) salió todo: lo que vendría en letras y series de televisión y cine. Esta obra narra una invasión de marcianos a la Tierra. En uno de sus apartes dice:


“Una especie de fascinación paralizó mis actos después de haber visto a los marcianos emergiendo del cilindro en el que habían venido de su planeta a la Tierra. Permanecí allí, hundido hasta las rodillas en el pasto, fijos los ojos en el montículo que los ocultaba. En mi luchaban la oscuridad y el temor”.