(Columna
RÍO DE LETRAS publicada en diario ADN, semana del 5 al 10 de diciembre de 2022)
Siento
pena por profesores y periodistas que están convencidos de que la gente no lee.
Y que, entonces, no tiene sentido presentar obras y autores.
Si
carecen de fe en lo que hacen, están en el lugar equivocado o trabajan por
cumplir. Está bien que la lectura no es afición de la mayoría —¿cuál de las
artes lo es?—, pero nuestro oficio es mostrar, invitar y seducir a más personas
cada día. Que sepan, por medio de columnas como esta, que en las letras las espera
el placer, si buscan las que se acerquen a sus gustos, intereses y
personalidad.
En
los últimos meses me he chocado con la muralla de profesores y periodistas. Cada
vez que les menciono un tema me preguntan: “¿pero, quién lee en estos días?”.
“Cien
años de la muerte de Proust”, les digo. “¿A quién le importa Proust?”,
preguntan. “Cien años del Ulises, de Joyce”. “¿Cuántos leen el Ulises hoy día?”.
“Gabriela Mistral”. ¿Quién?”. “La gente —dicen así, en indefinido— no quiere
más que cosas cortas y frívolas, que no la incomoden”.
Por
medio de cuentos, ensayos, poemas y novelas se conocen las formas de ser y
pensar de los pueblos. A través de ellos se entiende y disfruta la historia, la
ciencia y la filosofía. Presentan situaciones que mueve a los lectores a pensar
en su propia actitud frente a la vida y el mundo.
En
suma, arte y letras son de minorías, sí, pero no son excluyentes. Por el
contrario, con columnas como esta intentamos abrir puertas y ventanas para que
muchos se asomen y entren; para que no se queden afuera soportando el mal
tiempo.
De acuerdo. Periodista que no lea está ame
ResponderBorrarnazado por el demonio de la ignorancia.