viernes, 28 de octubre de 2022

Noche de Brujas

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 28 de octubre de 2022)



Francisco de Goya: El aquelarre 

Hasta hace tres decenios vivía en El Salado envigadeño un personaje como salido de una novela picaresca. Arango, creo, era su apellido; Loco, estoy seguro, su apodo. Hacía de las suyas. Era un azote de Dios, como se dice. Al parecer, tenía pacto con fuerzas oscuras. En lugar de Loco, debieron haberlo apodado Brujo.


Más de una vez lo persiguió la policía por algún entuerto. En una de esas, corrió a esconderse en su casa en la montaña. Los agentes, pisándole los talones, entraron también, recorrieron la vivienda, pero no hallaron habitante alguno. En la cocina, para calmar la frustración, desgajaron murrapos de un racimo y comieron. Vencidos, dejaron el sitio. Al rato, el Loco salió semidesnudo. Al verlo en tales fachas, un agricultor le preguntó qué pasaba. “¡Ay! ¡Cómo que esos tarados se comieron mis pantalones!”.


Noche de Brujas. Celebración más justificada que cualquier otra. La brujería, antigua como la humanidad, está presente en montes, campos y ciudades de los cinco continentes, igual en pueblos primitivos que posmodernos, y seguirá hasta que todo acabe. Va desde prácticas agresivas como las de sectas que, en rituales, sacrifican niños para ofrendarlos a espíritus nefastos a cambio de oro, hasta otras inofensivas de quienes trapean la casa con esencias para atraer la suerte.


Así, pues, disfrazarse es un medio de transformarse en otro, sin hechizos, solo por la juguetona magia del vestuario y los maquillajes. Ser, por una noche, alguien o algo que se admira o desea. Y al final de juego, volver a ser el mismo.

lunes, 24 de octubre de 2022

Apellidos

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 21 de octubre de 2022)



Michael Ende cuenta que en Lummerland, un minúsculo país insular en quién sabe qué mar, vivía un rey llamado Alfonso Doce-menos-cuarto y sus tres súbditos: Lucas el maquinista con su locomotora Emma; el señor Manga, quien daba paseos con sombrero hongo en la cabeza y paraguas cerrado bajo el brazo, y la señora Quée, con dos es. Un día, el cartero trajo un paquete para la señora Maldiente. Como no había nadie con este apellido, pero sí una señora, se lo entregaron a ella. Era un niño. Lo llamaron Jim Botón.

 

Desde ese momento de mi niñez cuando leí esta historia, me quedaron sonando tales apellidos extraños. Solo podían salir de la mente disparatada del alemán, pensaba. Me parecieron estrambóticos y juguetones. Sin embargo, como puede suponerse, ahí no habrían de parar mis vivencias. Después habría de leer más apellidos raros, como el de un tal Encarnación Mejorada, habitante de un libro de Manuel Scorza; Pilar Ternera, la concubina de dos hermanos Buendía, en Cien años de soledad… y de conocer en la llamada vida real —como si la de ficción no lo fuera— apellidos que son oficios, animales, minerales, vegetales. Deportistas apellidados Saliva y De las Salas; escritores, Cabeza de Vaca —que también fue conquistador— y Malaparte; políticos, Muelas y Cabello Blanco… ¿Ah?

 

Fui descubriendo que cualquier cosa puede ser apellido. Así, luego de tan profunda reflexión, podrán imaginar que al conocer a alguien y escucharlo decir, por ejemplo: “Encantada. Margarita Ave Negra”. O: “Mucho gusto. Simón Pan Quemado”, el asombro no me moverá un pelo.

miércoles, 19 de octubre de 2022

Ecos del Nobel

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 17 al 22 de octubre de 2022)



Un premio no hace superior a un escritor; ni siquiera el Nobel. Por eso, lo mejor del Nobel no es el premio, sino que nos pone a hablar de literatura. Es refrescante que haya temas de interés general distintos a la política, la farándula o el fútbol.


Antes del anuncio del galardonado, las noticias van cargadas del peso morboso de las apuestas. Como en el hipódromo, aficionados intentan adivinar quién ganará. Como en los caballos, hay favoritos y palos. Después, los fanáticos permanecen en las graderías comentando, renegando por la suerte de su caballito. Tras la carrera por el Nobel, las personas quedan rumiando: “¿Por qué no ganó Fulano? Lo merecía más que nadie”. Antes del anuncio, unos suponían que a Salman Rushdie (Los versos satánicos) el atentado de hace días lo hacían archifavorito para recibir el trofeo; después, reflexionaron que precisamente no se lo entregaron para no provocar más la ira de los seguidores de Mahoma. Por mi parte renegué también. Total, llevo años esperando lo reciba Milan Kundera.


En la columna pasada hablamos de Annie Ernaux, la ganadora. Dijimos: “abandonó hace tiempos la ficción para volcarse a lo autobiográfico”. Y, claro, un lector atento como Isaías Peña (La puerta y la historia) me llamó la atención: “no hay ficción sin autobiografía”. Tiene razón. Como también se sabe que no hay autobiografía sin ficción.


Lo mejor del Nobel no es el premio, sino que a veces destapa autores no muy visibles. La ganancia de los lectores está en que podemos interesarnos en una manera distinta de ver el mundo.

viernes, 14 de octubre de 2022

Más artistas

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano,14 de octubre de 2022)



Alegra que el del arte y los artistas sea tema sensible. En la columna anterior mencionamos a algunos creadores, no con afán de realizar un inventario, sino de destacarlos en su mes.


He recibido numerosos comentarios verbales y escritos. En estos, unos no están firmados. Un desconocido dice: “Gracias por hacer un homenaje al artista, Envigado es arte!!!”. Otros agregan nombres: el caricaturista Ricardo Ernesto Díez Saldarriaga; los escritores Pedro Arturo Estrada, Pastor Garcés Londoño y Jorge Franco Vélez; el músico Pedro Pablo Santamaría, y el pintor padre Julio Jaramillo.



Jaime Alberto Palacio Escobar, autor de Envigadeñas, señala: “Qué orgullo como envigadeño encontrar abundantes ejemplos de caminos sembrados de palabras y estética”. Luz Elena Agudelo invita a recordar al dramaturgo, actor y poeta Bernardo Ángel Saldarriaga, de la Barca de los Locos. El politólogo Jorge Giraldo Ramírez menciona a Tomás González, Luis Miguel Rivas, Lina María Parra y John Saldarriaga, en letras; Stella Sierra (Karol), Orlando Jaramillo (África), Alejandro Montoya, Jorge Mario Giraldo (Magio), Carlos Neus y John Jairo Torres, en Música, y Luis Carlos Muñoz, en plástica.


Así como por jugar, sin consultar en internet o revistas, van llegando a la mente de los lectores nombres de artistas envigadeños, vivos o muertos, de nacimiento o por adopción.


El envigadeñizado Alberto Roldán Yalí dice en “Torre de Babel”.


            Como vieja estampa el tiempo nos revela,

            el pálpito se hace verdad,

            la noche nos cubre

            en truncados corredores

            como últimos mensajeros.

            Ya el trueno no nos ama

            la noche es ciega,

            de espaldas otra vez a la razón

            dejo el camino real que todos reconocen.

miércoles, 12 de octubre de 2022

El Nobel

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 10 al 15 de octubre de 2022)



Hay algo claro en lo que respecta al Premio Nobel: tiene tanto de literatura como de político y social. Annie Ernaux, la francesa galardonada este año, es la mujer número 17 en recibir el Premio de la Academia sueca, de 118 galardonados.


Abandonó hace tiempos la ficción para volcarse a lo autobiográfico. Con este salto y el uso de una narrativa pulcra y sin adornos, se ocupó de temas oportunos para los tiempos que corren: el feminismo, el aborto, la tragedia de atestiguar el deterioro físico y mental de la madre por el Alzheimer… Distinto a otros premiados de los que apenas teníamos noticia, sus obras se conocen en nuestro medio. Pura pasión (su espera y extrañamiento a un hombre que no la valora), La mujer helada (la de la enfermedad de la madre), El lugar, El acontecimiento


En Los años, se lee:


“Todo se borrará en un segundo. El diccionario acumulado de la cuna hasta el lecho de muerte se eliminará. Llegará el silencio y no habrá palabras para decirlo. De la boca abierta no saldrá nada. Ni yo ni mí. La lengua seguirá poniendo el mundo en palabras. En las conversaciones en torno a una mesa familiar seremos tan solo un nombre, cada vez más sin rostro, hasta desaparecer en la mesa anónima de una generación remota”.


Hace más de cien años, un mundo despeinado por vientos de guerra, los galardones fueron para mensajes de idealistas y espirituales: Prudhomme, Kipling, Lagerlof, Heyse, Maeterlinck y Tagore. Los temas de nuestro tiempo son otros, los de Annie Ernaux, que nos trae a la mente, por cercanos, los de Doris Lessing, Nobel 2007.

sábado, 8 de octubre de 2022

Artistas

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el viernes 7 de octubre de 2022)



Como por jugar, sin consultar en internet o revistas ni ocupar a nadie más, van llegando a mi mente nombres de artistas envigadeños, vivos o muertos, de nacimiento o por adopción. Como la lluvia, que comienza con gotas y goterones hasta convertirse en tempestad, el conjunto de nombres crece en tal proporción que bien puede compararse con un aguacero de octubre, mes del arte y los artistas nacionales.


Fermín Isaza, Pacho Madrid (quien, por ciento, cumpliría cien años el mes próximo), Débora Arango, Juan José Saldarriaga, Marco Tulio Uribe, Miguel Ángel Betancur, Bernardo Sánchez Marín, entre los artistas plásticos; José y Jesús Restrepo Rivera, Mario Rivero, Fernando González, Alfonso Hugo Díez, Emiro Díez, Lucía Estrada, Édgar Trejos, Eduardo Escobar, Esteban Carlos Mejía, Natalia Jaramillo, entre los escritores y poetas; Cristóbal Peláez, Diego Sánchez (ambos del Matacandelas), Gustavo Montoya, Robinson Díaz, Luis Mesa, Miguel Ángel Cañas, entre los escénicos; Rubén Jaramillo, Los Elphos, Vladimir Tobón, Gilma Ossa, Reykon, Marco Quiroz, Ana Cristina Mejía, los serenateros del parque, entre los músicos…


Sé que cualquier lector atento hallará el recuento sumamente incompleto. Sin embargo, la intención no es hacer un inventario, sino destacar la creación artística e invitar a valorar a los creadores, no porque sean de aquí o de allá, sino por su talento. Que la calidad sea la llave que les abra paso.


En uno de Los cuentos de Laconia (#Librodeldía Ediciones, 2020), Alfonso Hugo Díez relata:


“Dos amantes de los pájaros competían. El primero hizo construir una inmensa jaula de oro con fuentes de marfil; el segundo, sembró un árbol”.

miércoles, 5 de octubre de 2022

Cada oscura tumba

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 3 al 8 de octubre de 2022)



La Comisión de la Verdad reveló hace unos tres meses que los “falsos positivos”, es decir, los homicidios de civiles inocentes a manos de militares que los presentaban como guerrilleros muertos en combate para obtener beneficios o ascensos, dejaron unos 6.402 jóvenes asesinados en 31 de los 32 departamentos de Colombia, y que la mayoría de esos crímenes sucedieron entre 2002 y 2008.


La novela Cada oscura tumba (Seix Barral, 2022), de Octavio Escobar Giraldo, da cuerpo, alma e identidad a una de las víctimas, al tiempo que transmite el sufrimiento de los parientes y la impotencia de los investigadores. Más que explicar el tema, consigue que los lectores lo vivamos, como los colombianos que lo padecieron en carne propia.


Ánderson, un muchacho con retraso mental, cree que unos militares que lo abordan solo son jóvenes disfrazados de soldados. Confiado, les recibe un uniforme de guerra y lo viste dichoso. Ríe. Tiene la idea de que, como ellos, se disfrazará para jugar. A partir de entonces, su hermana, Melva Lucy, empleada de un restaurante, atraviesa un calvario por encontrar la verdad y sufre por las constantes dilaciones de la investigación, que no parecen tener otro propósito que matarle la esperanza de ver castigados a los culpables. Para colmo, el abogado defensor recibe amenazas por ocuparse de semejante asunto.


Con lenguaje directo, sencillo y bien cuidado, el manizaleño Escobar Giraldo narra la realidad sin maquillajes. Por el camino muestra que en nuestro país, la lucha por la subsistencia constituye otra guerra sin final.