miércoles, 22 de diciembre de 2021

Letras de diciembre

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 20 al 25 de diciembre de 2021)


 

Entre las piezas literarias que llevan diciembre en el título, creo que nadie me perdonaría si dejara por fuera el poema Noche de diciembre, de Rafael Pombo.


R. Pombo. Museo Nacional de Colombia

Su primera estrofa dice:


        Noche como esta, y contemplada a solas

        no la puede sufrir mi corazón:

        da un dolor de hermosura irresistible,

        un miedo profundísimo de Dios.


Algunos sostienen que es un poema perfecto, por el tratamiento romántico. Pombo es una de las figuras esenciales de la literatura colombiana, por su legado en fábula, cuento, poesía y traducción…


Entre los cuentos, hay uno del quindiano Gustavo Rubio: Diciembre sin ti. Hace parte del volumen Te das cuenta que no hay nada que amar.


En novela, llegan a la mente algunos ejemplos: Si llegamos a diciembre, del cubano Francisco Prieto, dueño de una bibliografía colmada de metáforas católicas. El Nobel de 1976, el canadiense Saul Bellow, tiene la novela El diciembre del decano, en la que habla de la reacción de la sociedad por unas columnas polémicas publicadas por el decano de periodismo de la Universidad de Chicago. Anita Shreve, escritora y periodista, estadounidense autora de novelas de amor, escribió Una boda en diciembre. Además de hablar sobre una boda en diciembre, se refiere a la amistad y el reencuentro.


Creo que no me perdonaría si dejara por fuera a la barranquillera Marvel Moreno, cuyas obras, enmarcadas en el realismo mágico, hablan de la mujer víctima del machismo.


En su novela En diciembre llegaban las brisas, Lina recuerda las vidas de varias mujeres de la élite de La Arenosa que sufren violencia sexista.

viernes, 17 de diciembre de 2021

Se los llevó el 2021

(Columna publicada en el semanario GENTE el 17 de diciembre de 2021) 



Antonio Caballero, con su aguda manera de reducir al absurdo cuanto tocaba, dijo una vez que Sin remedio, su novela, no era más que una forma de hablar sobre la dificultad de escribir un poema.


Esa obra, bien recibida por los lectores, es una sátira contra la sociedad bogotana de los años sesenta del siglo XX. Su personaje central, Ignacio Escobar, es un poeta frustrado que observa la ciudad y la critica mordazmente. Estas son las líneas iniciales de esa gran novela:


“A los treinta y un años Rimbaud estaba muerto. Desde la madrugada de sus treinta y un años Escobar contempló la revelación, parada en el alféizar como un pájaro: a los treinta y un años Rimbaud estaba muerto. Increíble”.


Se acerca el final de año y algunos recuerdan lo que hicieron y dejaron de hacer. Otros recuerdan a los muertos. A los muertos cercanos, amigos y parientes, sí, pero también a esos otros muertos cercanos, los escritores, que de tanto leerlos parecen amigos o parientes. Entre estos, cómo no, está Caballero, el periodista de opinión más leído de Colombia. Murió el 10 de septiembre.


Y es que en las letras hubo varios muertos cercanos, además de este, que bien vale la pena recordar en estos días. El nadaísta Jaime Jaramillo Escobar o X-504; la española Almudena Grandes, la de Las edades de Lulú. Y el italiano Roberto Calasso, el de Cien cartas a un desconocido.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Vallenato

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, en la semana del 13 al 18 de diciembre de 2021)



Marina Quintero es una de las personas más conocedoras del folclor vallenato. Además, lo ama como nadie. Lo respira y siente desde que era niña en los parajes ocañeros, lo ha cargado consigo en mochilas y en el alma cuando se marchó de su pueblo, primero a Bogotá y, después, a Medellín, donde aquietó sus plantas.


Serie Con Sentido, de U. de A.

Acaba de sacar al público un exquisito disco compacto titulado Vallenato que Enseña y Canta. Acorde con su saber, escogió canciones de bellas letras y sentidas melodías. Piezas clásicas del folclor de la costa atlántica.


Acompaña su voz diáfana con el acordeón de Hildemaro Bolaño, entre otros músicos. Parrandas inolvidables, de Gustavo Gutiérrez Cabello; La muerte de Moralito, de Leandro Díaz, y La nostalgia de Poncho, de Rafael Escalona, están entre las 12 letras del disco.


De La espumita del río, creación de Julio Erazo, compositor guamalero que hasta tangos tiene en su repertorio, son estos versos sencillos y dicientes:


                Ahí te mando mi cariño con la espumita del río

                es un pedazo de mi alma que va muriendo de frío.


Desde la investigación, el canto y la difusión del folclor caribeño, campos en que predominan los hombres, Marina Quintero se destaca por su calidad. Es infaltable en las noches de fines de semana en el espacio “Una voz y un Acordeón”, de la emisora cultural Universidad de Antioquia, porque de manera grata, como si conversara con los oyentes, cuenta la historia musical de los pueblos, explica los aportes de los artistas y relata la historia de las canciones: deja que se cuele por el micrófono su alma de profesora.

sábado, 11 de diciembre de 2021

Aguinaldo

(Columna publicada en el semanario Gente el 10 de diciembre de 2021)



Supongamos que Un hijo natural, de Julio Nombela, sea uno de los volúmenes de mi biblioteca cuya edición se hunde más en el tiempo. Data de 1929. Es un pequeño ejemplar publicado por la Librería de la Vda. De Ch. Bouret.


Alejandro Dumas hijo tiene una novela titulada El hijo natural, en la que el personaje entiende que no necesita a un padre que no lo quiere como hijo; en la de Nombela, el protagonista cree que debe obedecer al corazón y no guardar rencor al papá.


Pero no deseo hablar del escritor francés, ni del español, ni de sus obras. Quiero resaltar que ese ejemplar tiene 92 años y goza de buena salud. Lo debe haber leído un puñado de personas antes que manos mayores lo pasaran a las mías. Puede seguir siendo leído, porque, ¡cosa maravillosa!, el material del que está hecho no se deshace ni las palabras se borran cuando se posa la vista en ellas.


Con este solo argumento, el utilitarista, puedo asegurar que un libro puede ser uno de los aguinaldos más baratos e ideales. Y original, pues ya a nadie parece ocurrírsele dar sino aparatos. Y eso, sin recurrir a argumentos más contundentes, como que un libro —de ficción, no ficción, ciencias o filosofía— encierra un mundo de ideas que encienden la chispa de nuevas ideas en la mente que las recibe, para generar, cómo no, otras nuevas, en una sucesión que toca el infinito.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Serrat

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 6 al 11 de diciembre de 2021)



Penélope es una canción de amor de Joan Manuel Serrat. Una mujer espera por años y años a su amado, quien le prometió volver. Todo cambia, menos el amor de ella por él. Cuando el amante por fin regresa, ella no lo reconoce. Se trata de una versión libre y actualizada de la Odisea, vista, no a través de los ojos de Ulises, sino de quien lo esperaba en casa.


Serrat es un cantautor excepcional. De su caletre han salido las canciones Mediterráneo y Pueblo Blanco, con versos afortunados que cualquiera correría a firmar:


Yo que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno

Que han vertido en ti cien pueblos, de Algeciras a Estambul

Para que pintes de azul sus largas noches de invierno,


dice una;


El sacristán ha visto

Hacerse viejo al cura



El cura ha visto al cabo

Y el cabo al sacristán

Y mi pueblo después

Vio morir a los tres

Y me pregunto ¿por qué nacerá gente

Si nacer o morir es indiferente?,


dice la otra. Y esto por no traer a cuento como ejemplo más que dos.


Con su magnífica voz ha interpretado poemas de Antonio Machado y Miguel Hernández, para que la gente los lea con los oídos.


Ahora en la península ibérica cuentan, cantan y trinan que el artista dejará de cantar en escenarios en 2022. Esto me recuerda la risa de Tito Nieves, el Pavarotti de la salsa, cuando le pregunté por el anunciado retiro de Willie Colón. “Los cantantes no nos retiramos, por más que queramos y lo expresemos”. El tiempo le dio la razón: Colón siguió descubriendo América con su canto. Ojalá con Serrat también se cumplan las palabras de Nieves.

viernes, 3 de diciembre de 2021

El negocio de la felicidad

(Columna publicada en el semanario GENTE, de El Colombiano, el 3 de diciembre de 2021)



Si en una encuesta preguntaran: “¿cuál cree que ha sido el mayor negocio en la quinta parte que pasó del siglo XXI?”, apuesto a que la mayoría de las personas consultadas dirían: “la tecnología y sus derivados”.


Cómo no, el desarrollo de lo digital y la realidad virtual ha hecho florecer la producción y venta de aparatos que permiten la interconexión entre los terrícolas. Sin embargo, hay otro negocio que si no mueve los mismos volúmenes de capital, debe acercársele: el de la felicidad.


Comenzó a finales del siglo XX —como el de la tecnología—, con un mar de libros, videos, audios, conferencias, seminarios de autoayuda y superación. Una cantidad inverosímil de material emitido por hombres o mujeres que decían tener las claves y secretos del éxito, la superación personal y la autoestima, y prometían compartirlas con los pobres mortales que por el mundo van. Era como si vendieran el esmeril para limar las imperfecciones.


Cuando el siglo XXI retocó las cosas para darles apariencia de nuevas, surgió el coaching personal y, con él, toneladas de materiales que también prometen mejorar a las personas, porque, según sus promotores, están en obra negra. Ya no dicen superación, sino liderazgo. Y acuñaron una expresión que ya es un lugar común o, peor, un vacío lingüístico: “sacar de ti una mejor versión”.


¿Qué de todo eso no será más que fraude? Perdón, no debo decir fraude; lo dejaré en negocio. Cada cual sabrá si compra o no.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

La India en Occidente

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en diario ADN semana del 29 de noviembre al 4 de diciembre de 2021) 



Hay quienes se sorprenden por el auge actual de la lectura de libros sagrados de la India en América y Europa. No solo El Bhagavad Gita, volumen que hace parte de otro más grande titulado El Mahabharata, el mayor poema épico del país asiático y uno de los textos más antiguos del mundo, sino otros tratados de sabiduría.


El artículo “El nuevo esplendor literario del hinduismo”, firmado por Silvia Hernando y publicado el pasado 23 de noviembre en El País de España, es prueba de tal inquietud. La periodista cree que dicho auge se debe a la necesidad de hallar referentes intelectuales más allá de Occidente e insinúa que mientras esto se da triunfan las prácticas del yoga y el mindfullness.


Ella está bien enfocada. Los modelos orientales de pensamiento y, en este caso, los libros sagrados de la India, enseñan la adoración a lo divino y a la Naturaleza. Y el apogeo del yoga —disciplina espiritual y física que, según las religiones del Indo, es el camino para encontrar lo verdadero— y del mindfullness —una enseñanza de Buda que traducen como conciencia plena y explican como la capacidad de prestar atención a la experiencia del momento con interés, curiosidad y aceptación— ha ayudado a incentivar la lectura de libros sagrados, en los que debemos incluir Los vedas, El ramayana y Los puranas, entre otros.


En Los Upanishads se lee:


“Los chiquillos corren tras los placeres externos y caen en la trampa que les tiende la muerte. Solamente los sabios, conociendo la naturaleza de lo que es inmortal, no buscan nada estable entre todo lo inestable”.

viernes, 26 de noviembre de 2021

Envigadeñas

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el 26 de noviembre de 2021)



Noticia: un libro acaba de imprimirse y está disponible para las mentes inquietas. Se titula Envigadeñas. Su autor, Jaime Alberto Palacio Escobar, es un habitante activo del mundo de las ideas.


Envigadeñas está conformado por un centenar de instantáneas sobre mujeres de distintas épocas y contextos, que han aportado a la vida social, cultural y empresarial. Margarita Restrepo Gaviria, de aquí y de Otraparte; Adelaida Correa, educadora y líder cívica; Luisa Uribe de Uribe, intérprete musical y compositora, y decenas más.


De Débora Arango, una de las grandes artistas americanas, dice: “El arte fue su universo; el lienzo, el óleo, el color y las formas fueron sus mejores herramientas para expresar su posición como ser ante el mundo”.


Envigadeñas es un libro que nos cabe fácilmente en las manos. Pero la amplia documentación y las muchas conversaciones que requirió el autor para construirlo difícilmente nos caben en la cabeza. Su carátula muestra imágenes difusas de mujeres de distintos colores y que parecen dar la espalda al observador. Es un óleo de la pintora Luz Marina Garcés Sierra, esposa del autor, porque desde la tapa comienza a valorar las acciones de las mujeres. Basta mirar la carátula para interpretar: así son las mujeres, diversas, y en general, ha sido la sociedad la que les ha dado la espalda y no aprecia debidamente su creatividad y esfuerzo.


Envigadeñas es un libro que hacía falta, porque hace visible lo invisible.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

El fin del mundo

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 22 al 27 de noviembre de 2021) 


 

Uno no ha vivido un fin del mundo, lo ha leído no más.


“Gracias” al cambio climático, cada vez más parecemos personajes salidos de una novela de Cormac McCarthy con el paisaje quemado, o de una de Stephen Baxter donde las ciudades son tragadas por el agua. Y en ambas surgen escenarios de hambruna y barbarie.


No termina la peste, nos alentamos con cifras que bajan, cuando los científicos salen a decir: no canten victoria; viene otro pico. Y bueno, la literatura nos había anticipado que esto podía suceder. Jack London, en La peste escarlata, hace más de 100 años; Philip Roth, en Némesis, hace más de diez. Común denominador: devastación y desesperanza.


¿Quién le cree a la Cumbre de Glasgow sobre cambio climático, si gobiernos de países que más dañan el planeta apenas se comprometen tibiamente a reducir su porquería?


Ahora advierten una inminente escasez de alimentos y productos, en parte como consecuencia de la pandemia, y en parte porque las materias se agotan por la cultura del úselo y tírelo impulsada por el consumismo, como anunció Eduardo Galeano en un libro publicado en 1994: «“La salud del mundo está hecha un asco”. “Somos todos responsables”, claman las voces de la alarma universal, y la generalización absuelve: si somos todos responsables, nadie es».


Todo está anotado en los libros. El checo Vaclav Smil (Energía y civilización y Los números no mienten: 71 historias para entender el mundo) señala que en unos cinco años habrá escasez de agua y alimentos.


Uno no ha vivido un fin del mundo, pero todo esto debe parecérsele mucho. ¿No creen?

viernes, 19 de noviembre de 2021

El libro, el protagonista

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el 19 de noviembre de 2021)


El libro del libro: esto es El infinito en un junco. Un ensayo sobre la historia de esta invención humana, fácilmente la más importante, el libro, cuyos orígenes se remontan a hace cinco mil años. Fue publicado por primera vez pocos meses antes del inicio de la actual peste por la escritora española Irene Vallejo Moreu.


Narra las aventuras vividas por el libro, desde el momento en que los egipcios descubrieron el potencial de un junco llamado papiro, para consignar el producto del conocimiento, la imaginación y la reflexión.


Hablo de él porque, a raíz de la columna anterior, “De la biblioteca y los libros”, algunos lectores me han escrito para mencionarme este volumen de la autora ibérica, como si en sus mentes se hubieran activado las mismas neuronas al leer la nota.


Gracias a El infinito en un junco uno se demora en los palacios de Cleopatra, percibe el impulso de las velas de Alejandro, es testigo de las correrías de Ptolomeo, entra a las primeras librerías, arde de furia ante las hogueras que quemaron textos prohibidos… En fin, el libro, que siempre habla de otros, en este volumen ocupa el privilegiado lugar de protagonista.


Según revela Vallejo en entrevistas, la idea inspiradora para este ensayo surgió en Alejandría, lugar donde una vez existió una biblioteca sin par, destruida 48 años antes de nuestra era. Y esta columna, como ya he revelado, surgió de la afortunada conversación con otros lectores.

jueves, 18 de noviembre de 2021

El peso de los muertos

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en diario ADN en la semana del 16 al 20 de noviembre de 2021)


Noviembre sigue pesado de muertos, muertos que anidan en las mentes de los vivos. Nada mejor que unas líneas de Día de Difuntos, de El libro de versos de José Asunción Silva, para hablar del tema asignado al undécimo mes.


José Asunción Silva

        Por el aire tenebroso ignorada mano arroja

        un oscuro velo opaco de letal melancolía,

        y no hay nadie que, en lo íntimo, no se aquiete y se         recoja

        al mirar las nieblas grises de la atmósfera sombría,

        y al oír en las alturas

        melancólicas y oscuras

        los acentos dejativos

        y tristísimos e inciertos

        con que suenan las campanas

        ¡las campanas plañideras que hablan a los vivos

        de los muertos!


Nada mejor, porque el bogotano era lúgubre cuando se proponía. Como el buen actor de teatro logra que la verdadera puesta en escena de su obra se efectúe en la mente del espectador más que en el escenario, Silva conseguía que la auténtica acción de sus poemas se ejecutara en la mente del lector más que en las páginas del libro.


Edgar Allan Poe

Otros creadores aluden a la relación de los vivos con los muertos. Hacen que estos no se extingan sino que sigan habitando otra clase de vida. Poe, por ejemplo, establece un vínculo angustioso entre personajes narradores y mujeres amadas —Ligeia, Eleonora, Morella, Berenice—. Enigmáticas y hermosas, regresan de sus tumbas como cadáveres no corrompidos o damas idénticas a cuando vivían.


En Doña Flor y sus dos maridos, Amado habla de una viuda que recibe en la cama al esposo muerto, y en Cumbres Borrascosas, Emily Brontë propicia que los campesinos vean los fantasmas de dos amantes paseando por los páramos.

viernes, 12 de noviembre de 2021

De la biblioteca y el libro

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el 12 de noviembre de 2021)



Por pensar en tantas cosas, en brujas, en muertos, en esto y lo otro, pasó el Día de la Biblioteca, 24 de octubre, y nada dijimos. Pero hay temas que se pueden comentar cualquier día, sin que pierdan vigencia ni parezcan inoportunos.


La Gran Biblioteca de Alejandría

Con más de 4.000 años de historia, la biblioteca —pública o personal— es más que el lugar donde se guardan libros —de arcilla o madera, rollos de papiro, bloques de papel cosido y con lomo, o textos electrónicos—. Como se sabe, los libros son frutos del pensamiento, el conocimiento y la imaginación, es decir, lo que la especie humana ha hecho gracias a su pulsión erótica o impuso creativo.


Por tanto, hay una carga simbólica que convierte la biblioteca en lugar sagrado, como si fuera un templo, y a los libros en piezas sagradas, como si fueran reliquias. Lo mencionó Borges en su ensayo “Del culto de los libros”, incluido en Otras inquisiciones: “Un libro, cualquier libro, es para nosotros un objeto sagrado”. Las bibliotecas se veneran y respetan solo si se visitan y usan; los libros, solo si se leen, contradicen o enriquecen.


Por eso, carece de alma la biblioteca del mafioso, la que arma quien diseña la casa, con libros dispuestos apenas para decorar espacios, pero condenados a muerte porque nadie leerá jamás. Es biblioteca en el sentido material del concepto, pues almacena libros; no en el sentido simbólico.


Abrir una biblioteca es una acción loable; destruirla, un crimen contra la humanidad.

miércoles, 10 de noviembre de 2021

Letras de noviembre

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 8 al 13 de noviembre de 2021) 



Gustave Flaubert dice:


Gustave Flaubert

“(…) Cuando caminas por la noche y aspiras el olor del heno cortado, mientras escuchas al cuco en el bosque y observas el movimiento de las estrellas, tu corazón —¿no es cierto?—, tu corazón es más puro, está más empapado de aire, de luz y de azul que el horizonte apacible, donde la tierra acaricia al cielo con un beso tranquilo. ¡Oh! ¡Qué perfumados son los cabellos de las mujeres! ¡Qué dulce es la piel de sus manos, qué penetrante su mirada! (…)”.


¿Dónde lo dice? En la novela Noviembre, no publicada mientras él vivió, porque, al parecer, la consideró un ejercicio para afinar el estilo. Trata el despertar al amor y al deseo erótico. Con esta obra comienzo el recuento de piezas con la palabra noviembre.


Con el mismo título aparece una novela del salvadoreño Jorge Galán, que narra el horror de la guerra civil de su país y clava su mirada en el asesinato de seis jesuitas y dos mujeres. Y otra, del español Antonio Calzado García, sobre un sujeto de padre viudo, libros robados, libros leídos… hasta que cae en sus manos un volumen valioso… Lo más tarde en noviembre, del alemán Enrich Nossak, cuenta de una mujer, su esposo y su amante… Dichas así las cosas parece simple, pero es cautivadora.


En poesía, sobresale un poema de César Vallejo titulado “Dobla el dos de noviembre”, incluido en Trilce: 


César Vallejo, 1929

        Difuntos, qué bajo cortan vuestros dientes

        abolidos, repasando ciegos nervios,

        sin recordar la dura fibra

        que cantores obreros redondos remiendan

        con cáñamo inacabable,

        de innumerables nudos

        latientes de encrucijada.


viernes, 5 de noviembre de 2021

Quedan las canciones

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el 5 de noviembre de 2021) 


Bien recuerdo que cuando comenzó la pandemia de covid 19, muchos vaticinaron en micrófonos, escritos y canciones, que los humanos seríamos mejores después de la tragedia. Mejores con los otros humanos, con los no humanos y con el planeta. Tendríamos un sentido más ecologista y la mezquindad disminuiría.


Cualquiera adivina que esos buenos propósitos estaban movidos por el miedo a la extinción. Más, cuando llegaban noticias en las que indicaban, por ejemplo, que en Argentina, no sé quiénes escucharon trompetas en el cielo, las cuales lograron que algunos se figuraran escenas del Juicio Final descritas en el Apocalipsis.


Pero ahora, 19 meses después, sin siquiera decretarse el fin de la peste, pero cuando parece que de esta se librará la humanidad, volvió a despertarse la codicia y demás sentimientos abyectos. A los gobiernos les cuesta ponerse de acuerdo en mitigar el cambio climático; los capitalistas recuperan su ambición inescrupulosa en el punto en que la habían dejado; los guerreros vuelven a avivar los fogones de guerra que dejaron a fuego lento, y los violadores de derechos humanos retoman sus pasos nefastos… Si no se trataba de ser mejores seres en todas las esferas, entonces, ¿a qué se referían esas promesas?


Pero todo hay que decirlo: así hubieran sido compuestas y cantadas solo con un afán oportunista de conseguir popularidad y dinero, nadie puede negar que muchas canciones estuvieron buenas. Vacías, o por lo menos ingenuas, pero buenas.

viernes, 29 de octubre de 2021

Gato negro

(Columna publicada en el semanario GENTE, el 29 de octubre de 2021)



¿Considera que la obra de Gonzalo Arango es totalmente de hoy? Esta es una de las preguntas que Óscar Jairo González Hernández nos formuló a varios lectores para su libro Gonzalo Arango: perspectivas plurales, publicado este año por Editorial Ojo Mágico.


Esta semana, andaba por la vera de la Ayurá cantando mi canción. Súbitamente, una imagen tétrica me llevó a pensar en eso. Un gato negro yacía junto a la acera, rígido ya por efectos del veneno con el que fue asesinado por su color, como les sucede a muchos felinos en tiempos de Halloween. Lloré con un llanto silencioso y sin lágrimas, y recordé un fragmento del Manifiesto Nadaísta al Homo Sapiens, incluido en Obra Negra:


“Les advertimos que si ustedes no cambian, nosotros nos vamos a desafiliar de la Raza Humana, pues hoy lo peor que le pueda pasar a un ser, es ser hombre (…)./ Nosotros estamos avergonzados de pertenecer a la Humanidad. Nos repugna tener dos orejas, dos patas y los otros pares de cosas, y pensar que por este solo hecho uno está condenado a identificarse con la inmunda condición humana”.


Desde ese instante, la imagen del gato asesinado solo porque sí no se borra de mi mente. Sentí ese deseo que me visita a menudo, al ser testigo de tanta maldad, de desafiliarme de la especie y pedir asilo en cualquier otra. Entonces, ¿cómo no va a seguir vigente el pensamiento del fundador del Nadaísmo?

jueves, 28 de octubre de 2021

Literatura infantil

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 25 al 30 de octubre)


El 31 de Octubre es el Día de las Brujas. También es el Día de los Niños. De aquellas hemos hablado en este Río de Letras; ocupémonos ahora de estos sin salirnos del mismo torrente.


La literatura infantil, ese conjunto de textos narrativos y poéticos que se consideran aptos para ser leídos por niños, como ante todo es literatura tiene en común con el resto de esta que explora la condición humana. Se equivoca quien piense que en ella abundan temas sin importancia. ¿Acaso no hay un sentido político en las fábulas, si aluden al abuso de la autoridad por parte, digamos, de un felino caracterizado por su tiranía? ¿No advierte sobre la crueldad el cuento de Hänsel y Gretel? ¿No hay un tratado sobre el engaño en Caperucita Roja y una crítica a la vida materialista en Momo? ¿No hallamos una metáfora del poder y la desigualdad en El Príncipe y el mendigo y un canto a la amistad en El principito?


Ilustración: Carl Offterdinger

En fin, se tratan temas considerados profundos, aunque abordados de un modo especial que llega más a las mentes agudas de cualquier edad, en especial las de los niños, que entienden la inutilidad de lo aburrido. El lugar del tedio debe ser ocupado por el asombro. Asombro, por ejemplo, ante la maravilla del mundo y los seres que acompañan nuestro viaje por la vida, sean animales, astros, humanos, piedras, agua…


En el ensayo Sobre la lectura, Estanislao Zuleta recuerda que el espíritu del lector se convierte primero en camello, que admira al autor y al texto; luego, en león, cuando ya critica, y luego, en niño, cuando deriva en inocencia y olvido…

viernes, 22 de octubre de 2021

Día de la Suegra

(Columna publicada en el semanario GENTE, de El Colombiano, el 22 de octubre de 2021)


A veces me sorprende que octubre sirva hasta para remedio. Recibe en su seno más aguaceros que los demás meses y con ello fomenta las conversaciones, pues las más de estas son sobre el tiempo: “¡Qué llovedera!” “¡Ay, octubre todo lo pudre…!”.


Recibe Días Internacionales tan disímiles como el de la Música, el Agua, la No Violencia, los Animales, contra la Pena de Muerte, el Respeto a la Diversidad y las Brujas. Y sé que los Días Internacionales, oficiales o no, tienen un noble fin: visibilizar asuntos sobre los que se requiere atención especial, protección o festejo.


A veces me asombro de mi ignorancia. No sabía que octubre, además de albergar a nacidos bajo los signos de Libra y Escorpión, también acoge los días de la Sonrisa, el Pulpo, el Huevo, la Reparación de Cosas, la Carretera, el Vegetarianismo, el Karate, el Pan, la Oscilación (sí, la del péndulo), el Agente 007 y hasta la Suegra. Es más: ignoraba que existiera Día para Estas Cosas.


Y me alegra. Son importantes. Todo lo es. Más cuando las cosas se tornan instituciones, como Levantarse Temprano, Acostarse Tarde, Saludar o Permanecer Callado, que también podrían tener día especial. Los actos humanos, los logros, las desgracias, las preocupaciones o las alegrías deben ser objeto de reflexión para no seguir por el mundo como si nada valiera la pena o fuera lo mismo ocho que ochenta.

miércoles, 20 de octubre de 2021

Libro de la selva

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 18 al 23 de octubre de 2021)


Algunos escritores no tienen una obra extensa, pero sí excelsa. Uno de ellos es José Eustasio Rivera. Su novela La Vorágine es un clásico hispanoamericano; su poemario Tierra de promisión, una creación tan auténtica que es fundamental en las letras de nuestro país.


No podemos dejar que se acabe 2021 sin detenernos en la segunda, un conjunto de 55 sonetos, porque en este calendario se celebra un siglo de la primera edición.


El autor nacido en 1888 en San Mateo, corregimiento de Neiva, elevado a la categoría de municipio y nombrado Rivera en su honor, además de su amor por las letras también profesaba un sentimiento profundo por el país. En comisiones oficiales recorrió la Orinoquía, en límites con Venezuela, revisó las condiciones de vida de los colonos y denunció las injusticias que se cometían contra los habitantes de esas regiones excluidas de los beneficios del centralismo. En tales recorridos jamás tuvo la actitud de un funcionario; lo embargaba la apasionada sensibilidad del poeta y la integridad del hombre honrado. Conmovido por la exuberante Naturaleza, con los ojos y el alma llenos de selva, escribió en el soneto XIV:


        ¡Soy un hijo del monte! Por su sitio más fresco

        busco, siempre cantando, la sonora colmena;

        y en las grutas silentes mi garganta se llena

        de panales nectáreos y de almendras de cuesco.


Bien podríamos decir, como se habla en la calle, Rivera era “enfermo” por Colombia: debido a sus idas a la selva, contrajo una malaria cerebral, que finalmente tal vez causó su muerte, en Nueva York, el primero de diciembre de 1928.

sábado, 16 de octubre de 2021

Esclavitud

(Columna publicada en el semanario Gente, de El Colombiano, el 15 de octubre de 2021)


Quien ose a hablar mal de la tecnología, la virtualización y la digitalización parece cometer pecado mortal. Un espontáneo ejército surge para defender esas deidades y atacar al osado, aduciendo que su opinión se debe a su edad o se burlan de él comparándolo con los abuelos cavernícolas, como si tales cosas constituyeran insultos. No revisan si al contradictor lo asiste algo de razón. No hay derecho a disentir; solo a decir: “me gusta”.


Pero hay un filósofo a quien le están poniendo atención: el coreano-alemán Byung-Chul Han. Crítico del sistema basado en la información, señala que nos conduce a la sociedad del cansancio, conformada por seres agotados, deprimidos por las inapelables exigencias de un mundo consumista y alienado.


En entrevista publicada en El País de España el 9 de octubre pasado, sostuvo: “el smartphone es hoy un lugar de trabajo digital o bien un confesionario digital. Todo dispositivo, toda técnica de dominación genera artículos de culto que son empleados para la subyugación. Así se afianza la dominación. El smartphone es el artículo de culto de la dominación digital”. Señaló que actúa como un rosario y sus cuentas. Por eso mantenemos el móvil constantemente en la mano. El “me gusta” es el amén digital. “Seguimos confesándonos. Nos desnudamos por decisión propia. Pero no pedimos perdón, sino que se nos preste atención”.


Sin duda, urgen sujetos como él, que reflexionen sobre las conductas.