miércoles, 29 de junio de 2022

Holocausto

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 27 de junio al 2 de julio de 2022)



En El Vaticano se está formando un aljibe de letras. El papa Francisco ordenó publicar en internet los archivos sobre los judíos perseguidos y martirizados en el Holocausto nazi. Cartas, identidades, clamores de ayuda enviados al pontífice Pío XII, acusado de pusilánime y hasta de cómplice del terror, por su pasividad. Será un río de letras ancho, largo, de fuerte caudal, cuando comience a ser consultado, pues surgirán ensayos y novelas que intentarán interpretar un poco más la barbarie.


Hace dos años, Francisco decidió abrir los archivos del pontificado de ese antecesor, transcurrido entre 1939 y 1958. Es decir, abarcó el período de la segunda Guerra Mundial. Pero el acceso estaba reservado a los académicos interesados en estudiar el asunto, quienes debían desplazarse hasta Roma, luego de haber pedido permiso para ingresar a los archivos de la Iglesia, ya que no estaban disponibles en la red informática mundial, como ahora.


170 volúmenes y unos 40.000 documentos estarán disponibles para quien desee leerlos. Debe contarse entre estos a descendientes de las víctimas. Aunque hayan pasado más de 75 años, desean saber verdades sobre sus atormentados antepasados. Todo llega para aquel que espera... Consolémonos con la idea de que nunca es (demasiado) tarde para hallar verdades.


Entre tanto, aún resuenan las palabras de Ana Frank consignadas en su Diario:


“… Cuando pienso en mi prójimo, es como para llorar todo el día. Solo resta implorar a Dios para que haga un milagro y salve todavía algunas vidas. ¡Con tal de que          Él oiga mis plegarias!”.

viernes, 24 de junio de 2022

La ciudad invisible

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el 24 de junio de 2022)



Caminar es conocer… si se hace con los sentidos puestos en cuanto hay y sucede alrededor. Si se va por la vida consciente del aquí y de un instante casi anterior al presente: el ya. No ausente, con la actitud del engreído que cree haberlo visto todo o del desgraciado que no tiene tiempo ni encuentra sentido para levantar la cabeza. Lo dijo Poe en Los crímenes de la calle Morgue: “observar con atención equivale a recordar con claridad”.


Hay calles poco acogedoras: apenas invitan a pasar y seguir. Otras, hospitalarias: convocan a la lentitud. Parajes asfixiantes y gratificantes. Vías en las que palpita el rebusque, la supervivencia. Otras, cuya acción más notoria es la apertura de una flor. Cada una posee su encanto, según los gustos. Para experimentar placer en una es recomendable vivir desagrado en otra: solo así se percibe la diferencia.


Conozco a alguien. Considera peligrosas las calles desconocidas, por desconocidas; la noche, una enemiga, por oscura; a los extranjeros, amenazas, por extranjeros; los cambios en la ciudad, malos o, al menos, sospechosos, por ser cambios. Se pierde —se prohíbe sentir— esa ciudad invisible que igual le abre los brazos como una amante que espera y espera. Le recomendaría andar por una cuadra distinta cada día, visitar un parque no habitual, llegar a una vereda infrecuentada, salir de noche, sumergir los pies en la cañada cuyas aguas su piel no ha tocado... Domesticará pedacitos de suelo y este dejará de resultarle tan ajeno.

miércoles, 22 de junio de 2022

Padre muerto

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN semana del 20 al 25 de junio de 2022)



Al padre muerto, uno no puede más que extrañarlo. Sin él, uno queda medio suelto como un barco que hubiera perdido un ancla en lo más recio de la tormenta. Algunos autores hallan en esto un tema para relatos y poemas.


En Hamlet de Shakespeare, el papá es el rey y ha fallecido. Motivado por la idea de quedarse con el trono y con la reina, su hermano Claudio es el homicida. Sin embargo, todos creen que murió por accidente. El espectro habla a Hamlet:


“Se ha dicho que una serpiente me mordió cuando dormía en mi jardín: así se ha engañado pútridamente todo oído de Dinamarca con el falso relato de mi          muerte, pero has de saber, noble joven, que la serpiente que mordió la vida de          tu padre, lleva ahora su corona”.


El príncipe se ocupa de la venganza, clamada por ese padre que habita la nada.


¿Cómo olvidar a Juan Preciado, el personaje de Rulfo? Viajó a Comala en busca de su progenitor, Pedro Páramo. Halla un pueblo muerto donde todos son difuntos. Camina, conversa con unos y otros como si estuviera en un sueño… o como si también estuviera muerto.


En La invención de la soledad, Paul Auster lamenta que el recuerdo más temprano de su padre es la ausencia. De niño, el viejo se iba a trabajar antes de que él despertara y volvía cuando ya se había ido a la cama. Hay reclamos, sí, y una sarta de preguntas pendientes.


La vida de mi padre es un ensayo de Raymond Carver. Aserrador, alcohólico, llegó a darle consejos valiosos: “escribe sobre cosas que sepas. Escribe sobre esas excursiones a pescar que hacíamos”. Por supuesto, Carver jamás lo hizo.

 

viernes, 17 de junio de 2022

Vote

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el viernes 17 de junio de 2022)



Escoja leer en lugar de no leer. Y en materia de lectura, trate abrir su mente hasta que el cerebro cruja. Déjese llevar por sus deseos e intereses, no por los de otros. A propósito de la columna Vote bien, publicada antes de la primera vuelta electoral, un lector comentó en mi blog: “Gracias por la recomendación. ¿Se atrevería a otra solo de escritores latinoamericanos?”.


Ciertos libros siguen siendo esenciales, como Cóndores no entierran todos los días, de Álvarez Gardeazábal, para entender la Violencia de partidos y dirigentes políticos.


No se deje arrastrar por las maquinarias, es decir, las grandes editoriales, ni por el continuismo representado en nombres y títulos de siempre. Lea, más bien, Esos besos que te doy, de Esteban Carlos Mejía, novela que muestra otras caras de Medellín. O la poesía de amores y calles de Plena Playa, de Víctor Bustamante.


Opte por la delicada prosa de Cuentos sefardís, de Memo Ánjel, olorosa a esencias de una etnia en vía de extinción, pero de cultura avasalladora:


“Quienes se iban se demoraban en escribir: debían estar buscando su lugar en la tierra. Así que los imaginábamos atravesando montañas y valles, caminos amplios y estrechos; caminando bajo distintos cielos, entrando en paisajes diversos y volviendo a contar sus haberes”.


¿Lo suyo es el conocimiento? Elija Detectives, de Adrián Paenza: sus problemas matemáticos son juegos que desafían la inteligencia. O vote por Rebelión en el laboratorio, de Nora Bär, para conocer la vida de mujeres científicas.

miércoles, 15 de junio de 2022

Marcianos

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 13 al 18 de junio de 2022)



Entre 1999 y 2026, durante la colonización de Marte por parte de los humanos, estos llevan al cuarto planeta del Sistema Solar lo peor de la cultura. También la varicela, muy contagiosa entre los nativos, con la que asfixian cualquier resistencia.


Esto es parte del argumento de Crónicas marcianas, tal vez mi favorita entre las obras de Ray Bradbury, autor que nos enseñó a soñar futuros imposibles para que se hicieran posibles. El 5 de junio hizo 10 años de su muerte, en Los Ángeles. En ese volumen publicado en 1950, mientras narra la aventura de la colonización, señala los miedos por una eventual guerra mundial, revela la perspectiva de la sociedad amenazada por la maquinización, y critica la sustitución de las relaciones basadas en sentimientos y valores por otras deshumanizadas.


Bradbury también es autor de Fahrenheit 451, El vino del estío, El árbol de las brujas y Cementerio para lunáticos. Fue guionista de la película Moby Dick y las series televisivas Alfred Hitchcock presenta y La dimensión desconocida. En más de 50 obras, el estadounidense trata el individualismo, las desigualdades y el totalitarismo.


En “Agosto de 2002. Encuentro nocturno”, tal vez mi favorita entre esas crónicas alucinadas y poéticas mencionadas al principio, el viejo Ray dice:


“Esta noche había en el aire un olor a tiempo. Tomás sonrió. ¿Qué olor tenía el tiempo? El olor del polvo, los relojes, la gente. ¿Y qué sonido tenía el tiempo? Un sonido de agua en una cueva, y una voz muy triste, y unas gotas sucias que caen sobre cajas vacías, y un sonido de lluvia”.

sábado, 11 de junio de 2022

Bichota

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el viernes 10 de junio de 2022)



Como Karol G. es una de las cantantes más famosas del momento, en los últimos días volvió relucir el error ortográfico de su canción “Bebesita”, de 2019. Hasta la RAE intervino: aclaró que el diminutivo de “bebé” se escribe con c y no con s.


Le caen encima a la Bichota, pero muchos cantantes y compositores han cometido desaciertos ortográficos, gramaticales o de sentido. El parrandero Leonardo Marín dice, en “El apachurrao”: “al ver ese apachurrao, mi caballo no andó más”, a pesar de que lo correcto es “anduvo”. Diomedes Díaz, en “La chinita”, canta: “se parece a una chinita, de esas de allá de Corea”, como si China y Corea no fueran países distintos. Los Chiches, en un vallenato compuesto por Robert Oñate, señalan que Miguel Ángel pintó la Mona Lisa; ignoran que fue Da Vinci. Mecano, en “La fuerza del destino”, dice “contestastes”, en lugar de “contestaste”. Julieta Venegas usa mal un subjuntivo en “Me voy”: “Es probable que lo merezco”, dice, en vez de “merezca”. También hay errores en temas de Gardel, Sabina, Bono, Juan Luis Guerra… porque, claro, errar es humano.


¿Acaso no hay correctores o revisores de contenido en las producciones musicales? Los intérpretes son responsables, por supuesto, pero están concentrados, qué sé yo, en la entonación, el fraseo, el manejo de la voz.


Más que las equivocaciones, lo grave es que estas se contagian con mayor facilidad que las infecciones virales y recuperarse de ellas, en cambio, resulta difícil.

viernes, 10 de junio de 2022

Cortar la lengua

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 6 al 11 de junio de 2022)

 


Chereque, calache, tiliche y carambada son palabras usadas por los nicaragüenses para referirse a las cosas insignificantes o de poco valor.


Estas, como expresiones del habla popular, son registradas por la Academia de la Lengua nacional. Pueden llegar a integrar el Diccionario de Americanismos, que revela la riqueza del español en el continente. Si el uso de un vocablo trasciende fronteras y un número considerable de hablantes lo incluye en su discurso, llega al Diccionario de la RAE.


Como si se tratara de un objeto insignificante o de poco valor y, por ende, prescindible, el gobierno de Nicaragua decidió cerrar la Academia de la Lengua de su país, una de las 22 del mundo. El Parlamento la cerró el 1 de junio pasado, por decreto, junto a otras 83 organizaciones sociales y culturales, entre las cuales también se cuenta la biblioteca virtual Enrique Bolaños.


Es lamentable, porque las Academias tienen entre sus funciones, además de registrarlas formas particulares del idioma en cada país y región, ajustarlas al castellano universal para que este se beneficie con la diversidad. ¿Acaso ese gobierno halla peligrosas las entidades de artes y letras?


Una integrante de la Academia nica, Gioconda Belli, dice en su poema Consejos para la mujer fuerte, incluido en su poemario El pez rojo que nada en el pecho:


           Si eres una mujer fuerte

           protégete de las alimañas que querrán

           almorzar tu corazón.

           Ellas usan todos los disfraces de los carnavales               de la tierra:

           se visten como culpas, como oportunidades,                   como

           precios que hay que pagar.


viernes, 3 de junio de 2022

Padre

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano del 3 de junio de 2022)


Padre no es el primero que siembra una semilla. Al menos, no siempre. Es quien siembra una que resulta más notable, por alguna razón.


Cervantes es el padre de la novela. Sin embargo, las suyas no son las primeras obras de este género. Con raíces que se hunden en el tiempo, algunos creen que la novela comenzó con el Romance de Genji, escrita en el año 1000 por un japonés llamado Murasaki Shikibu. Y otros, más atrás.


De la filosofía es Sócrates. Ateniense del siglo V antes de nuestra era, dejó enseñanzas inmortalizadas por Platón, Aristófanes y Jenofonte. A pesar de que la sabiduría había tenido tantos que la amaran antes que él, en Grecia y otras latitudes, solo a él le achacan la paternidad.


De la geometría, Euclides… Aunque esta rama de las matemáticas existía antes de que él notara las formas de las cosas en Alejandría, entre 325 y 265 antes de la era común. Si padre hubiera sido el primero en aportar simientes para el nacimiento de la geometría, este no sería Euclides. Por ejemplo, nunca se supo quién de los babilonios inventó la rueda y dividió la circunferencia en 360 partes.


Padre Sol le decimos al astro que nos da vida a casi todas las criaturas del Sistema Solar, con calor y energía. En los últimos años ha sido un padre muy ausente, para mi gusto. Todo hay que decirlo. Pero padre es padre, y hay que respetarlo.

miércoles, 1 de junio de 2022

Fugitivas

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en diario ADN, semana del 30 de mayo al 4 de junio de 2022)



“Ser o no ser, he ahí el dilema” es una de esas frases comunes y sin dueño. Nació hace más de 400 años y se sumó a la montaña de expresiones hechas, listas para usar, que mantiene el lenguaje en un depósito del que todos tenemos llave. Hace parte de Hamlet, de Shakespeare.


Es notable cómo ciertas frases y versos se salen de los libros y son usadas por quien desee. No dependen de la obra, ni del autor de cuyo talento salió. Resumen sabiduría y un largo discurso, y explican situaciones. Lo mejor, nadie está obligado a saber de dónde surgió.


“No solo de pan vive el hombre” escapó del evangelio de Mateo. Cualquiera la dice para recordar que, además de las necesidades físicas, como el alimento, están las espirituales.


En boca de nostálgicos florece: “cualquier tiempo pasado fue mejor”. ¿A quién le importa que sea un verso de Jorge Manrique en Coplas por la muerte de su padre, un lamento por lo efímero de la vida, lo implacable de la muerte y el desasosiego que se anida en el alma de quien pierde a un ser amado?


“Se hace camino al andar” huyó del poemario Campos de Castilla de Antonio Machado. Indica que no hay destino escrito; se escribe cada día con las acciones.


Lejos del “mundanal ruido”, dicen algunos, parafraseando versos del poema A la vida del campo, de Fray Luis de León:



         ¡Qué descansada vida

         la del que huye el mundanal ruido,

         y sigue escondida

         senda por donde han ido

         los pocos sabios que en el mundo han sido!


Estas y otras líneas escaparon de los libros con la complicidad de lectores que notaron en ellas sus ansias de libertad.