(Columna RÍO DE LETRAS publicada en diario ADN, semana del 7 al 12 de noviembre de 2022)
Estoy
convencido de que puedo contar entre mis allegados y amigos a personajes
conocidos en los relatos. Sumarlos a los encontrados en la vida. Y no creo a
estos más reales que a aquellos.
Entre
mis conocidos, uno destacado por inteligencia y denuedo es el emperador
Adriano. Ese que vivió entre 76 y 138 y reinó el imperio más grande de la
Tierra. Pocas personas tan geniales como él. Sus reflexiones sobre el amor, la
política, la vida, la muerte y el arte, lo comprueban. He aquí un ejemplo: “la posibilidad de quitarse la máscara en todas las
ocasiones es una de las raras ventajas que reconozco a la vejez”. Brillante,
sí, aunque cualquiera sospecha que el soberano le debe a la narradora de sus
memorias, Margarite Yourcenar, tanto como
le debemos al sol todas las criaturas.
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Eugenia Sánchez N. Foto Festival de Poesía de Medellín |
Pienso ahora, no tanto en este allegado mío, sino en ella, en
Yourcenar. Paso lista mental por literatas que brillan como estrellas y
justifican la existencia del Día de las Escritoras celebrado a mediados de
octubre. Iniciativa española, esta fiesta se extiende por el mundo y permite
exaltar a mujeres que muestran mundos y presentan gentes —algunos de aquellos,
conmovedores; algunas de estas, inolvidables—. Austen, O’Connors, De Beauvoir,
Meira del Mar, María Mercedes Carranza, Pilar Quintana, Agatha Christie...
“El pueblo donde vivo me espanta
partiré el último día del año después de media noche.
En el blanco tren van las brujas
va mi corazón sin viaje de regreso”.
Estos
son los versos finales de “Sin viaje de regreso”, de la bogotana Eugenia Sánchez
Nieto.
De Yourcenar destaco Cuentos Orientales, y en ellos: cómo se salvó Wang Fo.
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