(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 6 al 11 de diciembre de 2021)
Penélope es
una canción de amor de Joan Manuel Serrat. Una mujer espera por años y años a
su amado, quien le prometió volver. Todo cambia, menos el amor de ella por él. Cuando
el amante por fin regresa, ella no lo reconoce. Se trata de una versión libre y
actualizada de la Odisea, vista, no a través de los ojos de Ulises, sino de
quien lo esperaba en casa.
Serrat es un cantautor excepcional. De su caletre han salido las canciones Mediterráneo y Pueblo Blanco, con versos afortunados que cualquiera correría a firmar:
Yo que en la piel tengo el sabor amargo del llanto eterno
Que han vertido en ti cien pueblos, de Algeciras a Estambul
Para que pintes de azul sus largas noches de invierno,
dice una;
El sacristán ha visto
Hacerse viejo al cura
El cura ha visto al cabo
Y el cabo al sacristán
Y mi pueblo después
Vio morir a los tres
Y me pregunto ¿por qué nacerá gente
Si nacer o morir es indiferente?,
dice la otra. Y esto por no traer a cuento como ejemplo más que dos.
Con su magnífica voz ha interpretado poemas de Antonio Machado y Miguel
Hernández, para que la gente los lea con los oídos.
Ahora en la península ibérica cuentan, cantan y trinan que el artista
dejará de cantar en escenarios en 2022. Esto me recuerda la risa de Tito Nieves,
el Pavarotti de la salsa, cuando le pregunté por el anunciado retiro de Willie
Colón. “Los cantantes no nos retiramos, por más que queramos y lo expresemos”. El
tiempo le dio la razón: Colón siguió descubriendo América con su canto. Ojalá
con Serrat también se cumplan las palabras de Nieves.
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