(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el 19 de noviembre de 2021)
El libro del
libro: esto es El infinito en un junco.
Un ensayo sobre la historia de esta invención humana, fácilmente la más
importante, el libro, cuyos orígenes se remontan a hace cinco mil años. Fue
publicado por primera vez pocos meses antes del inicio de la actual peste por la
escritora española Irene Vallejo Moreu.
Narra las
aventuras vividas por el libro, desde el momento en que los egipcios
descubrieron el potencial de un junco llamado papiro, para consignar el
producto del conocimiento, la imaginación y la reflexión.
Hablo de él
porque, a raíz de la columna anterior, “De la biblioteca y los libros”, algunos
lectores me han escrito para mencionarme este volumen de la autora ibérica,
como si en sus mentes se hubieran activado las mismas neuronas al leer la nota.
Gracias a El infinito en un junco uno se demora en
los palacios de Cleopatra, percibe el impulso de las velas de Alejandro, es
testigo de las correrías de Ptolomeo, entra a las primeras librerías, arde de
furia ante las hogueras que quemaron textos prohibidos… En fin, el libro, que
siempre habla de otros, en este volumen ocupa el privilegiado lugar de
protagonista.
Según revela Vallejo
en entrevistas, la idea inspiradora para este ensayo surgió en Alejandría,
lugar donde una vez existió una biblioteca sin par, destruida 48 años antes de
nuestra era. Y esta columna, como ya he revelado, surgió de la afortunada
conversación con otros lectores.
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