(Columna publicada en el semanario Gente, de El Colombiano, el 15 de octubre de 2021)
Quien ose a hablar mal de la tecnología, la virtualización
y la digitalización parece cometer pecado mortal. Un espontáneo ejército surge
para defender esas deidades y atacar al osado, aduciendo que su opinión se debe
a su edad o se burlan de él comparándolo con los abuelos cavernícolas, como si tales
cosas constituyeran insultos. No revisan si al contradictor lo asiste algo de
razón. No hay derecho a disentir; solo a decir: “me gusta”.
Pero hay un filósofo a quien le están poniendo
atención: el coreano-alemán Byung-Chul Han. Crítico del sistema basado en la
información, señala que nos conduce a la sociedad del cansancio, conformada por
seres agotados, deprimidos por las inapelables exigencias de un mundo
consumista y alienado.
En entrevista publicada en El País de España el 9 de
octubre pasado, sostuvo: “el smartphone es hoy un lugar de trabajo
digital o bien un confesionario digital. Todo dispositivo, toda técnica de
dominación genera artículos de culto que son empleados para la subyugación. Así
se afianza la dominación. El smartphone es el artículo de
culto de la dominación digital”. Señaló que actúa como un rosario y sus cuentas.
Por eso mantenemos el móvil constantemente en la mano. El “me gusta” es el amén
digital. “Seguimos confesándonos. Nos desnudamos por decisión propia. Pero no
pedimos perdón, sino que se nos preste atención”.
Sin duda, urgen sujetos como él, que reflexionen
sobre las conductas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario