(Columna RÍO DE LETRAS publicada en ADN semana del 4 al 9 de julio de 2022)
Hay documentos que no podemos dejar que otros lean
por nosotros. La Constitución, el Acuerdo de Paz y, ahora, el Informe de la
Comisión de la Verdad, sobre el conflicto armado. No podemos, porque el tema nos
toca a todos en carne propia.
El 28 de junio fue un día histórico. Se recibió la
primera parte del Informe, de manos de la Comisión creada a partir del tratado
de paz con las Farc. Un documento de verdades incómodas, en especial para
quienes han visto la guerra como manera de ser y relacionarse en el país. Y
para todos los colombianos, a quienes el padre Francisco de Roux, presidente de
la Comisión, preguntó en la presentación: ¿qué hicieron, cada uno desde su rol,
para evitar o detener la confrontación? Guerreros, gobernantes, periodistas,
religiosos, empresarios, trabajadores… para impedir que el río de sangre
comenzara y creciera. ¿Qué hacen hoy para evitar que siga?
Casi 900 páginas con reflexiones sobre paz y
democracia, estadísticas de violaciones a los derechos humanos y al derecho
internacional humanitario e historia de las guerrillas y los paramilitares.
Entre las estadísticas, el conflicto ha dejado más de 450 mil muertos; de
estos, el 80 por ciento son civiles.
Para elaborarlo, los comisionados oyeron 27.508
relatos de víctimas, pueblos indígenas, afros, campesinos, miembros de la
fuerza pública, grupos armados ilegales, empresarios y políticos.
Claro, hay quienes se ofrecen a leer el informe por nosotros: politiqueros, gobernantes, (de)formadores de opinión, periodistas… Terminamos repitiendo como loros las ideas de otro.
Así es John. Valiosísimo documento y doloroso trabajo desplegado por la comisión de la verdad. Todo en Colombia es aterrador. Ojalá la luz de esperanza que se nos abre este 7 de agosto nos traiga reconciliación y por fin, paz... Martha Lucía Villafañe
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