viernes, 31 de mayo de 2024

Para recordar a Onetti

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 27 de mayo al 2 de junio de 2024)

 


Juan Carlos Onetti es uno de los pocos representantes del existencialismo en lengua española. Este movimiento filosófico sostiene que el ser humano es dueño de su destino; la libertad es responsabilidad en soledad y que la libertad es, por demás, angustiante. A estas características, Onetti suma el escepticismo, la desesperanza y la desolación. Creó un mundo llamado Santa María, en que la ficción establece una realidad autónoma, con sus reglas propias. Allí todo es equívoco y el sentido de la existencia, ambiguo o, más bien, vacío.


El 30 de mayo se cumplen 30 años de su muerte en Madrid. El 1 de julio se cumplirán 115 de su nacimiento en Montevideo. Periodista, trabajó en las revistas Vea y lea, de Argentina, y Marcha, de Uruguay. En su país, militó en el Partido Colorado, por lo que los militares lo encarcelaron. Fue bibliotecario. Los últimos veinte años vivió exilado en España. Para una tumba sin nombre, Los adioses, La vida breve, Juntacadáveres y El astillero son obras suyas. Las tres últimas conforman la trilogía Dejemos hablar al viento.


En El pozo dice: “Me gustaría escribir la historia de un alma, de ella sola, sin los sucesos en que tuvo que mezclarse, queriendo o no. O los sueños. Desde aquella pesadilla, la más lejana que recuerde, hasta las aventuras en la cabaña de troncos. Cuando estaba en la estancia, soñaba muchas noches que un caballo blanco saltaba encima de la cama. Recuerdo que me decían que la culpa la tenía José Pedro porque me hacía reír antes de acostarme, soplando la lámpara eléctrica para apagarla”. 

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