sábado, 11 de mayo de 2024

Auster, funambulista

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 6 al 12 de mayo de 2024)

 

Paul Auster cuenta —en presente, porque, aunque mueran, los creadores siguen contando— que a los ocho años nada le importaba más que el béisbol. Un día, acompañado de sus padres, se cruzó con el estelar Willie Mays. Le pidió el autógrafo. El jugador se lo concedió y le preguntó: “¿Tienes un lápiz?”. Ni él ni ninguno de los presentes tenía uno. Perdió la ocasión de obtener la firma. La frustración le enseñó que no podía salir de casa sin la herramienta esencial del escritor.


Leí la anécdota en ¿Por qué escribir?, librito de historias simples con el que la editorial celebró los 70 años del autor. No responde expresamente esa pregunta, pero se infiere que la escritura es el imperativo vital de quienes descubren que su misión es registrar cuanto observan, piensan y sienten.


Muerto el pasado 30 de abril, Auster deja obras geniales en las que flotan el azar y la incertidumbre. El palacio de la Luna, La invención de la soledad… En Ciudad de cristal, novela de la Trilogía de Nueva York, dice:


“Más tarde quizá haga otra cosa. Cuando termine de ser poeta. Antes o después me quedaré sin palabras, ¿comprende? Todo el mundo tiene solamente cierto número de palabras dentro. Y, entonces, ¿dónde estaré? Creo que después me gustaría ser bombero. Y después médico. Da igual. Lo último que seré es funambulista. Cuando sea muy viejo y al fin haya aprendido a andar como las demás personas. Entonces bailaré en la cuerda floja y la gente se quedará asombrada. Incluso los niños pequeños. Eso es lo que me gustaría. Bailar en la cuerda floja hasta que me muera”. 

1 comentario:

  1. Excelente difusión del escritor; es parte de oa denominada y famosa tribu del Junco. El infinito Cultural es lo contrario a lo finito y efímero

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