sábado, 3 de septiembre de 2022

Sororidad

(Columna publicada en el periódico GENTE el viernes 2 de septiembre de 2022)



Nombrar es humano. Eso hemos pasado haciendo desde el principio del tiempo. Uno va distraído por ahí y a ratos tiene la sensación de que todas las cosas están nombradas… No es así. Releía apartes del libro La vuelta al mundo en 80 autores, de Xavi Ayén, y me encontré con Haruki Murakami.  Dice: “¿Sabe? Es curioso, pero no hay una palabra equivalente a identidad en japonés. No existe. Es imposible hablar de eso”. En castellano también deben faltar palabras.

 

Nos damos cuenta otra vez de la importancia del lenguaje. La importancia de nombrar cosas, acciones, procesos. En los últimos meses, algunos se fascinan con la palabra sororidad. Y no es para menos. Si bien el concepto de solidaridad entre mujeres, especialmente en contextos machistas, no es nuevo, sí lo es el término. Los estudiosos atribuyen a Miguel de Unamuno este neologismo. Lo propuso en artículos y en La tía Tula para solucionar la carencia de un vocablo equivalente a fraternidad, en femenino.

 

Hay lecturas profundas y amables sobre este asunto. El color púrpura, de Alice Walker, cuenta la lucha doble de una joven negra contra el patriarcado y contra la sociedad racista que la rodea. La mujer rota, de Simone de Beauvoir, demuestra que la vida conyugal basada en dependencia de la mujer hacia el hombre la despoja a ella de su ser. El cuaderno dorado, de Doris Lessing, revela la historia de Anna Wulf —África, comunismo, amor y dolor, emociones y sueños—. En este volumen se lee:

 

Pedís tanto... La felicidad, ese tipo de cosa... ¡La felicidad! No me acuerdo de haber pensado nunca en ella”.

2 comentarios:

  1. Buen artículo, porque llama la atención sobre nuevas palabras (aunque la que se trata no es tan nueva, aunque sí para muchos, entre los que me cuento), dado que "las cosas cambian".

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