(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 16 al 22 de
febrero de 2025)
Así, pues, Ernesto Cardenal, poeta y sacerdote nicaragüense,
escribió sus Salmos. En el número 1 se rezan las bienaventuranzas. Dice, entre
otras, que es bienaventurado “el hombre que no espía a su hermano”.
El pasado 20 de enero celebramos 100 años del natalicio de este
ser que, en actos y palabras, fundió las ideas en que creía: el cristianismo,
el arte, la poesía y el marxismo, por no hallar contradicción entre ellas, sino
formas de expresar la manera adecuada de vivir. En poemas y ensayos sustentó lo
mismo que proclamó en actos religiosos y revolucionarios: la necesidad de
llevar una vida alentada por la búsqueda del bien común. Por seguir estas ideas,
lo sancionó el papa Juan Pablo II en 1984. El papa Francisco le retiró el
castigo en 2014.
Hora 0,
Canto Nacional, Cántico cósmico, Oración por Marilyn Monroe y otros poemas son algunas de sus obras. Con un estilo basado en
reescritura de textos históricos y religiosos, trozos de conversaciones y
parodias, ataca la deshumanización a la que lleva el capitalismo y la
mercantilización de sentimientos y valores.
“Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe,
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un
astronauta frente a la noche espacial.
Cardenal
murió el 1 de marzo de 2020.
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