viernes, 20 de septiembre de 2024

Lo real

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 16 al 22 de septiembre de 2024)

 

No sé a ustedes, pero a mí me parece sentir que, en los días que corren, en literatura, asistimos a un prestigio notable de lo real y de lo que parece real. Escuchamos a algunas personas decir que les gusta una película “porque se basa en un caso real”, “porque eso ocurrió de verdad”. Y, en ocasiones, tales producciones las promueven anunciando que “son casos de la vida real”.


Y en literatura es fuerte la corriente de los narradores a quienes se les nota el esfuerzo por mostrar los asuntos como intentando alejarse de cualquier apariencia de que las cosas tienen algo de ilusorio, irreal, ficción o fantasía, como si estas categorías fueran indeseadas. Como si la propaganda de que los hechos tratados son reales, le imprimiera un valor agregado. Y cuando se nota esfuerzo, las cosas no funcionan bien.


Tal vez un elemento que contribuye a tal prestigio es el auge de la auto ficción o “literatura del yo”. Por supuesto, no es nueva, viene de antiguo, pero la maestría de Marcel Proust, Paul Auster, Annie Ernaux y Patrick Modiano, ha conseguido seducir a numerosos escritores y ha calado en una cantidad de lectores.


Quienes creen que lo que “huele” a real es más valioso olvidan que, por una parte, aunque las historias partan de hechos ocurridos, al procesarlos en la mente y transmitirlos mediante el lenguaje, tales hechos ya no son plenamente los mismos que ocurrieron, sino una interpretación de ellos. Por otra, en los relatos imaginarios se transmiten las situaciones humanas con igual eficiencia. En literatura, ningún camino es inferior a otro. 

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