(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN en la semana del 17 al 23 de junio de 2024)
Miren
con lo que salió Octavio Escobar Giraldo, el autor de Manizales. Sí, el mismo
de Cada oscura tumba, sobre falsos
positivos, y el de esa otra historia en la que se visita Sulaco, la ciudad creada por Joseph Conrad,
el escritor marinero.
Miren,
pues, ya con lo que salió. Con una novela bien tejida de ciencia ficción titulada Cassiani. Una
maraña de catacumbas subyace en una “Bogotá otra”, como me indica en la
dedicatoria escrita con bolígrafo en la página del título. Unas galerías fueron
construidas en tiempos prehispánicos por antiguos pobladores; otras, en época colonial,
por los españoles para ocultar tesoros, y las demás, en tiempos recientes, por
guerreros y otros seres que, como topos, viven a escondidas. Es el escenario de
una realidad distópica, alentada con las sensaciones de incertidumbre,
desconfianza y pobreza dejadas por una pandemia reciente.
Kike,
el narrador, no está seguro de muchas cosas. Sigue alelado a Cassiani, valiente
y misteriosa, nacida en San Basilio de Palenque y que, siendo niña, fue
trasplantada del calor al frío. La acción perdura de principio a fin. La disputa
entre Bibliotequeros y Conciliares genera tensión. Hechos y elementos nada
comunes pasan ante los ojos del lector.
¿Qué
buscan, qué hallan los héroes en las vías subterráneas? Es preciso entrar en ellas
para saberlo. “Así que afronté el descenso. La luz amarilla se fue desvaneciendo
y no quedaba más que confiar en el ritmo de mis pies y manos, en que la
escalera estuviera bien fija y la distancia entre las barras no cambiara. Olía
a concreto viejo y a moho (…)”.
Muy interesante y misteriosa, hay que leerla...
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