miércoles, 10 de agosto de 2022

Cuentos sefardís

 (Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 8 al 13 de agosto de 2022)



No se ponen de acuerdo si a Memo Ánjel es mejor escucharlo hablar en su programa radial o leerlo en sus libros. Como toda discusión bizantina, esta termina sin respuesta. Más bien, detengámonos a celebrar su reciente libro: Cuentos sefardís. Nos gustaban las palabras (Editorial UPB, 2022).


Es un conjunto de historias de esa etnia judía cada vez más disminuida en cantidad de integrantes diseminados por el planeta, pero dueña de rasgos culturales fuertes que transforma todo cuanto toca: una casa, un barrio, un taller, una calle.


Rubén, Benjamín, Ruth, Isaac, María… Comerciantes, artesanos, marineros, metalúrgicos, vecinas, parientes... Unos con barba, otros fumando pipa, algunos ataviados con talit o kipá y otros tantos sin distintivo alguno, salvo su presencia singular, desfilan por las páginas como héroes de la cotidianidad o de visitas esporádicas con maletas cargadas de historias del mundo.


Son cuentos narrados con esmero de orfebre. Gracias a un estilo depurado, fluyen con soltura de aljibe y van dejando aromas de sándalo, rosa, jazmín y almizcle, como si pasáramos por la puerta de una perfumería del medio oriente. Dicen que se debe escribir de lo que se sabe. Memo Ánjel escribe de lo que es: un sefardí.


“A Furman lo bendijo el rabino y siguió silbando sus tangos y vendiendo sus telas. Y alguien en la sinagoga le preguntó si sabía cantar los rezos. Respondió que no, pero los podía silbar. El rabino le pidió que no lo hiciera, que cada cosa del Dio tenía su lugar. Furman se acomodó la kipá en la cabeza y movió los zapatos”.

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