sábado, 11 de junio de 2022

Bichota

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el viernes 10 de junio de 2022)



Como Karol G. es una de las cantantes más famosas del momento, en los últimos días volvió relucir el error ortográfico de su canción “Bebesita”, de 2019. Hasta la RAE intervino: aclaró que el diminutivo de “bebé” se escribe con c y no con s.


Le caen encima a la Bichota, pero muchos cantantes y compositores han cometido desaciertos ortográficos, gramaticales o de sentido. El parrandero Leonardo Marín dice, en “El apachurrao”: “al ver ese apachurrao, mi caballo no andó más”, a pesar de que lo correcto es “anduvo”. Diomedes Díaz, en “La chinita”, canta: “se parece a una chinita, de esas de allá de Corea”, como si China y Corea no fueran países distintos. Los Chiches, en un vallenato compuesto por Robert Oñate, señalan que Miguel Ángel pintó la Mona Lisa; ignoran que fue Da Vinci. Mecano, en “La fuerza del destino”, dice “contestastes”, en lugar de “contestaste”. Julieta Venegas usa mal un subjuntivo en “Me voy”: “Es probable que lo merezco”, dice, en vez de “merezca”. También hay errores en temas de Gardel, Sabina, Bono, Juan Luis Guerra… porque, claro, errar es humano.


¿Acaso no hay correctores o revisores de contenido en las producciones musicales? Los intérpretes son responsables, por supuesto, pero están concentrados, qué sé yo, en la entonación, el fraseo, el manejo de la voz.


Más que las equivocaciones, lo grave es que estas se contagian con mayor facilidad que las infecciones virales y recuperarse de ellas, en cambio, resulta difícil.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario