domingo, 8 de diciembre de 2024

Médicos

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 2 al 8 de diciembre de 2024)

 


Lección de medicina. Pintura de Michiel Jansz, 1617.


En Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar, el rey dice: “Es difícil seguir siendo emperador ante un médico, y también es difícil guardar la calidad de hombre”. (Muchos pensamos así de la relación con los doctores.) Añade: “El ojo de Hermógenes solo veía en mí un saco de humores, una triste amalgama de linfa y de sangre”.


El 3 de diciembre es Día de los Médicos. La literatura los tiene como residentes. En El médico a palos, de Molière, un leñador finge serlo para que su esposa no lo apalee; en Madame Bovary, de Flaubert, hay uno simplón y mediocre; en Morfina, de Bulgákov, uno joven, inseguro, pero generoso; en Sinnuhé el egipcio, de Waltari, uno que sirve al primer faraón monoteísta.


En la gran novela Médico de cuerpos y almas, Taylor Caldwell recrea el siglo I. Lucano ejerce con sapiencia, ética y bondad:


“Su hermoso rostro se inclinó sobre el quejumbroso esclavo lleno de conmiseración, ternura y simpatía. Tomó una de sus manos e inmediatamente cesaron los gemidos y Odilio contempló su rostro con una mirada de ruego. Lucano dijo:


—Le daré esencia de opio; no lo bastante para que quede idiotizado, pero sí para aliviar su dolor. Luego le someteré a un interrogatorio. Empiezo a sospechar algo… —Se detuvo—; hoy la presión de la sangre es peligrosamente alta”.


El pálpito: que el esclavo no desea aliviarse para no volver con su dueño cruel. Lucano obtiene su libertad y se cura. “Quiera Dios que pronto todos los hombres sean libres, a fin de que no piensen en la muerte como único escape”, dice el médico que después se haría evangelista.

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