sábado, 20 de abril de 2024

El murciélago

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 15 al 21 de abril de 2024)

 

Ni los animales se libran de la discriminación. De los peor tratados es el murciélago. Se le considera de mal agüero, repulsivo, tenebroso. El 17 de abril es el Día Internacional de la apreciación de este mamífero, promovido por Bat Conservation International, por su aporte al ecosistema.


El ultraje viene de antiguo. En Levítico, Yahveh da listas de seres impuros a Moisés y Aarón. En la del aire salen, entre otros, la gaviota, el somormujo, el ibis, el cisne, el calamón, la abubilla y, claro, el murciélago. En la Metamorfosis, Ovidio dice que las hijas del rey de Beocia faltan a la fiesta de Dionisio. Hermes sanciona a una de ellas transformándola en murciélago. En Popol-Vuh se lee que el cuarto lugar de castigo en Xibalbá, el Inframundo, es la casa de los murciélagos: muchos de ellos chillan y revolotean encerrados.


La idea de que ingiere sangre humana, que alienta el rechazo, la exprime hasta la última gota la literatura de vampiros, en la que Drácula es rey.


En “El murciélago”, incluido en Mitos de memoria del fuego, Eduardo Galeano dice que, hastiado de ser el bicho más feo, subió al cielo, se quejó ante Dios y le pidió plumas. Las obtuvo. Colorido, se tornó vanidoso por su belleza.


Nuestro Jorge Isaacs habla del personaje en “Apólogo”:


En el artesón dorado

de una oscura sacristía

un murciélago tenía

blando nido acomodado.

Al través del enrejado

cierta mañana decía

a los pájaros que oía

cantar en el emparrado:

"Turba de herejes, malsines,

¿a qué Dios allí alabáis

cuando interrumpiendo estáis

con chillidos los maitines?. 

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