miércoles, 3 de mayo de 2023

Renombrar el español

(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN, semana del 1 al 6 de mayo de 2023)



Como el español no solo lo hablan en España, algunos escritores proponen cambiarle el nombre. O, por lo menos, que se considere la posibilidad.


Según el Instituto Cervantes, más de 580 millones de personas gozamos de este idioma. De ellas, más de 480 millones somos hispanohablantes nativos, distribuidos en 20 países. En México, la cifra supera los 130 millones; En Colombia, los 52 millones, y en España, los 46 millones. Quienes sugieren renombrarlo dicen que es ilógico que su nombre sea el gentilicio de uno de los países que lo hablan. Al decir español, es como si dijéramos que la lengua es única y esto no es cierto: es diversa; en cada país hay formas particulares de expresarse, todas válidas. Y es como si aceptáramos que en la Península Ibérica lo hablaran mejor que los demás. Entre los nombres que suenan para rebautizar la lengua, uno parece razonable por incluyente: hispanoamericano. Propuesto por Juan Villoro.


Que inviten a cambiar la denominación del idioma es algo sano. Recuerda que nada es intocable. Significa que está viva la lengua de Cervantes, Barba Jacob, Ibarborou, Rulfo, Borges y Mistral, y que sus hablantes también lo están y nada les parece intrascendente. La obligación de mantenerla viva es de todos quienes hablamos, pensamos, imaginamos, soñamos y escribimos con ella en cualquier parte del mundo; no solo los peninsulares.


Flota la sospecha de que si la lengua materna llevara en su nombre la identidad de sus hijos, tendríamos más sentido de pertenencia con ella del que ahora tenemos, pues, para la mayoría, parece prestada.

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