viernes, 13 de mayo de 2022

Idiotismos

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el 13 de mayo de 2022)



Los modismos, esas expresiones prefabricadas y fijas que van formando un arrume inmenso en la lengua, están ahí, claro, para asistirnos cuando no se nos ocurre algo medianamente original qué decir.


“Irse por las ramas”, “pan comido”, “trapitos al sol” y mil más… son locuciones que terminan por empobrecer nuestra manera de hablar. No, no creo que esté mal usarlas; como digo, constituyen una especie de salvavidas cuando no sabemos cómo decir las cosas. Considero, más bien, que no debemos abusar de ellas. No es adecuado descansar nuestro compromiso comunicativo en estas expresiones. Es preferible pensar un poco, aunque tardemos unos segundos más —¿más con respecto a qué?—, para construir expresiones propias al comunicar las ideas. En vez de decir, “me estabas tomando del pelo”, bien podemos señalar: “estabas burlándote de mí”.


Si a los modismos les sumamos los refranes, ay, y qué decir de las muletillas, terminaremos por mermar nuestra comunicación y, cómo no, nuestra capacidad de mantener un lenguaje fresco. No tendremos que pensar para hablar, sino que lo haremos de modo… maquinal.


Si nos fijamos, al permitir que a nuestras conversaciones y escritos entren sin medida tales expresiones prefabricadas —modismos, refranes y muletillas— nos daremos cuenta de que las muy bandidas van colonizando, invadiendo nuestro discurso y desterrando descaradamente a las palabras que no están metidas en fórmulas, esas que van libres y no hacen parte de lugares comunes. Nuestro vocabulario se reduce.


Con razón, otra manera de decirles a los modismos es idiotismos.


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