viernes, 11 de marzo de 2022

Pedir encima

(Columna publicada en el semanario GENTE, del grupo El Colombiano, el 11 de marzo de 2022)



El sentido de la columna de la semana pasada, en la que decía que al reconstruir la Plaza de Mercado de Envigado ojalá se actualice en arquitectura e higiene, pero no pierda su naturaleza de plaza, no es nostálgico. Por cierto, la nostalgia, el sentimiento de añorar lo pasado solo porque sí, resulta fastidiosa.


La necesidad de que la Plaza siga siendo plaza obedece a motivos culturales. Porque, como afirman teóricos de la economía, lo importante no es tanto la venta, la compra, la ganancia, sino las relaciones que establecen los humanos en torno a las transacciones. En la Plaza se relacionan campesinos, artesanos, vendedores y clientes de manera directa; sin intermediarios.


El pueblo es su auténtico dueño. De ahí el aire de familiaridad en el que se hacen los negocios. Un cliente, a quien fácilmente llaman por su nombre —no por cortesía comercial sino por sincera amabilidad—, se atreve a regatear; otro, a pedir encima; un tercero, a pedir rebaja. Hay una serie de actividades, usos y costumbres afines a quienes allí se reúnen. En la cantina, por ejemplo, confluyen proveedores, vendedores y clientes en busca de diálogo, bebidas y músicas que satisfacen sus gustos.


En suma, palpita la identidad cultural. Es decir, la conciencia que tenemos los individuos de pertenecer a un grupo, compartir hábitos, formas de hacer las cosas y ver la vida. Por eso, no se trata de nostalgia, sino de respeto por la identidad cultural que gravita en la Plaza.

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