viernes, 4 de febrero de 2022

Compañeros de viaje

(Columna publicada en el periódico GENTE, del grupo El Colombiano, el viernes 4 de febrero de 2022)

 


A veces, cuando llegan los momentos penosos de la existencia, la enfermedad, la soledad, la muerte, se anida en nosotros una angustia que llaman depresión. Deja como una nata en el asiento del alma.


Con ella llega el pensamiento de que entre uno más se relacione y quiera a otros seres, más vamos a sufrir y lo mejor sería entonces estar solos para evitar el dolor. Sin embargo, al rumiar las ideas se llega a la conclusión de que esta manera de pensar no sería más que una posición egoísta. Los seres vivos, no digo humanos solamente, nos identificamos por la fragilidad. Somos débiles, sintientes y sufrientes. Padecemos hambre y otras necesidades, dolor, enfermedad, muerte.


Por eso los seres vivos nos agrupamos, con los de la misma especie o los de otras —perros, gatos y demás animales— para acompañarnos y ayudarnos en los momentos en los que la relación con la existencia es áspera, complicada y amarga. Y, obviamente, para disfrutar de aquellos en que la vida es un jardín de rosas.


Tal vez sea más fácil ser altruista con individuos de nuestra misma especie, porque nos han enseñado que resulta más natural hacerlo con estos y que debemos preferirlos. Y más en un mundo organizado de tal manera que los humanos, erróneamente, nos creemos superiores y principales.


Como sea: con individuos de la misma o diversas especies, el pensamiento solidario debe ser la consigna de los habitantes del universo. Al fin de cuentas, somos compañeros de viaje y atravesamos la misma suerte.


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