viernes, 18 de febrero de 2022

Comerse el dinero

(Columna publicada en el periódico Gente, del grupo El Colombiano, el 18 de febrero de 2022) 



Uno a veces se confunde y cree, pobre iluso, que eso de las distopías o sociedades indeseables, son solo asunto de la literatura y el cine.


Ciudades de aires irrespirables, aguas escasas e imbebibles, inmensas hordas de seres que compiten a muerte por alimento, diásporas de multitudes que huyen del hambre para caer en la esclavitud…


Pero no. A esas realidades nos dirigimos, y ya no de manera lenta como algunos suponen y todos desearíamos. Medidas como la de exonerar del cumplimiento del pico y placa a quienes paguen un permiso demuestran que a los gobernantes no les interesa la descontaminación del aire y, con esta, la prevención de enfermedades respiratorias y la mitigación del cambio climático. Qué va. No les interesa siquiera aliviar la movilidad, sabiendo que los trancones generan pérdidas a empresarios y trabajadores…


¿La filosofía del pico y placa no era, pues, cuidar el medio ambiente y mejorar el flujo vehicular? ¿Acaso si conductores pagan para mover el carro cuando no les corresponde, estos no contaminan ni forman trancón?


Quienes diseñan y aplican estas normas —y otras que no menciono para no mezclar las cosas— se parecen a los malvados de esas novelas y películas distópicas: se benefician de la destrucción. No les va ni les viene que la gente se mate, con tal de llenar sus bolsillos. El día que no haya aire, ni agua, ni alimento, ¿se comerán las monedas y las criptomonedas? Vaya uno a saber.

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