viernes, 12 de julio de 2024

Cien años de Castro Saavedra

 (Columna Río de Letras publicada en el diario ADN en la semana del 8 al 14 de julio de 2014)

 


Como todos los poetas, Carlos Castro Saavedra tiene quien lo ame y quién no. El 10 de agosto se cumplen cien años del nacimiento de este escritor, que hacía de la poesía un objeto de consumo diario, como el pan o el jabón, para que pudiera disfrutarla “el hombre de la calle”, como dice en el poema de las “Cosas que sobran”:


(…) Al hombre de la calle no le gustan

los poemas oscuros

ni el pájaro que clava su pico en una nube

y desata el invierno.


Su voz auténtica viaja en poemas, claro, y en columnas de prensa, y en cuentos infantiles. Pablo Neruda, en el prólogo al primer poemario del antioqueño, Fusiles y luceros, manifestó que con él despertaba la poesía colombiana de un “letargo adorable pero mortal”. Agregó: “Su poesía recorre de arriba a abajo la patria, es poesía de aire y de espesura, es poesía con lo que les faltaba a los colombianos, porque allí existió siempre el riguroso mármol y el pétalo celeste, pero no estaba entre los materiales el pueblo, sus banderas, su sangre”.


Castro Saavedra es autor de la novela Adán Ceniza; los poemarios Camino de la patria, Escrito en el infierno, Sonetos del amor y de la muerte; de las obras teatrales El trapecista vestido de rojo e Historia de un jaulero, entre otros libros. Es muy conocido su poema “Angustia”:


Yo me lleno de angustia mirándote la frente

porque estás más lejana cuando estás más presente.

Para que yo no pueda llegar hasta tu alma,

tú me miras a veces con esa misma calma

con que miran los lagos una noche estrellada:

la miran hasta el alba y no le dicen nada (…).

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