(Columna RÍO DE LETRAS publicada en el diario ADN en la semana del 24 al 29 de enero de 2021)
Un periodista
de un medio escrito me lanzó estas “perlas” en una conversación privada, hace
unos días: “¿Quién lee a Flaubert en este tiempo? ¿Quién, el Ulises de Joyce?... Ni qué decir de la
literatura del siglo XIX y anteriores. Ahora nadie lee más que cosas breves,
actuales y sencillas”.
Las respuestas
a esas preguntas son obvias: los lectores leen las obras de estos autores y
otras más y, obviamente, los no lectores no las leen ni leen nada en absoluto.
El mismo
personaje aseguró no conocer a nadie que haya leído la obra del dublinés, de
cuya primera edición se cumplen cien años el próximo 2 de febrero. Una novela
que revolucionó el arte de escribir en el mundo. Añadió que, por su parte, jamás
ha podido pasar de la página 12.
Esto es una
paradoja, si se observa bien, porque él vive de personas que sí leen, de modo
que no debería partir de la base de que él escribe para los no lectores o a
sabiendas de que nadie lee. Además, uno de los deberes de los periodistas, la
prensa y los medios en general es fomentar el amor por la lectura, mostrar
autores y creaciones diversas, y muchas formas distintas de pensamiento, así
como diferentes estilos expresivos, para que no nos quedemos pasando los ojos
solamente por lo fácil y para que enriquezcamos nuestra forma de entender el
mundo.
Si bien la
lectura —al igual que la afición a las diversas manifestaciones artísticas—, es
un goce no tan popular como el del fútbol, es deber de quienes trabajamos con
la palabra tratar de seducir a la gente con letras inteligentes de cualquier
época y lugar.
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