viernes, 28 de junio de 2019


Rocío Vélez



(Publicada en columna Río de Letras del diario ADN el 6 y el 9 de febrero de 2019)

Como sus cuentos y novelas critican, sin compasión aunque con belleza estética, vicios de una sociedad que hace de sus perversiones objeto de orgullo, Rocío Vélez de Piedrahíta, la escritora fallecida el 28 de enero pasado, estuvo relegada de los centros del elogio y de la literatura como farándula. Porque la verdad duele.

En El hombre, la mujer y la vaca cuenta la historia de un hacendado que valora más sus vacas que a su familia. “Don Antonio, después de haber amado con entusiasmo el deporte, el dinero, las mujeres y los negocios, por allá a los sesenta años resolvió que definitivamente lo que más le gustaba en el mundo eran las vacas. Sobre todo las vacas lecheras. Y entre ellas, la ‘Holstein’ cuya vida valía más que la de una mujer”.

Lucila González de Chaves dice en su libro Literatura, investigación, lecturas y análisis (2013), que Rocío “escribe para despertar resonancias en la sociedad” y cree que lo logra por “su sentido de la realidad o de lo concreto, su elegante y contenida ironía, su paciente y honesto análisis, la aguda psicología y un fino humor”. En esto, el humor, difícil de hacer porque se desgasta rápido, la autora es maestra; comenzó publicando divertimentos en diarios, antes de ser cronista.

Darío Ruiz Gómez sostiene que la relegaron tras tildarla de burguesa. Debe ser cierto: en nuestro medio segregan por cualquier factor.

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