viernes, 28 de junio de 2019


Nadal 2019


(Publicada el columna Río de Letras del diario ADN el 13 y el 16 de febrero de 2019) 

Una idea afortunada le da vida a Los crímenes de Alicia, la novela del argentino Guillermo Martínez por la que obtuvo el Premio Nadal hace más de un mes: la hermandad de Lewis Carroll decide publicar los diarios privados de este, el creador de Alicia en el país de las maravillas.

Al revisar los cuadernos íntimos se percatan de que una hoja ha sido arrancada. Una serie de crímenes se desencadena por evitar que se revele el contenido del pliego.

El asunto, reveló Martínez en entrevistas, partió de un hecho real del que se enteró al escribir un artículo biográfico de Lewis Carroll: el descubrimiento de unas páginas arrancadas de sus diarios y el hallazgo del contenido de una de esas cuartillas.

Presentada originalmente con el título Los papeles de Guildford, esta obra pertenece al género policíaco, en el que Martínez no creía que escribiría jamás, según ha declarado.

Es una idea afortunada, digo, porque aprovecha la vida fascinante del autor inglés. Su desprecio hacia los adultos, a quienes consideraba aburridos; su afinidad con los niños, como un Peter Pan de carne y hueso, y su atracción por las niñas, la cual, en ese tiempo, el siglo XIX, no se consideraba un acto delictivo, como ocurre hoy.

“El crimen perfecto no es el que queda sin resolver, sino el que se resuelve con un culpable equivocado”, se lee en Los crímenes de Alicia.

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