Nadal 2019
Una idea afortunada le da vida a Los crímenes de Alicia, la novela del
argentino Guillermo Martínez por la que obtuvo el Premio Nadal hace más de un
mes: la hermandad de Lewis Carroll decide publicar los diarios privados de
este, el creador de Alicia en el país de
las maravillas.
Al revisar los cuadernos íntimos se
percatan de que una hoja ha sido arrancada. Una serie de crímenes se
desencadena por evitar que se revele el contenido del pliego.
El asunto, reveló Martínez en entrevistas,
partió de un hecho real del que se enteró al escribir un artículo biográfico de Lewis Carroll: el descubrimiento de unas páginas arrancadas de sus
diarios y el hallazgo del contenido de una de esas cuartillas.
Presentada
originalmente con el título Los
papeles de Guildford, esta
obra pertenece al género policíaco, en el que Martínez no creía que escribiría jamás,
según ha declarado.
Es una idea afortunada, digo, porque
aprovecha la vida fascinante del autor inglés. Su desprecio hacia los adultos,
a quienes consideraba aburridos; su afinidad con los niños, como un Peter Pan
de carne y hueso, y su atracción por las niñas, la cual, en ese tiempo, el
siglo XIX, no se consideraba un acto delictivo, como ocurre hoy.
“El crimen perfecto no es el que queda sin
resolver, sino el que se resuelve con un culpable equivocado”, se lee en Los crímenes de Alicia.
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