jueves, 29 de mayo de 2025

El país bajo el agua

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 26 de mayo al 1 de junio de 2025)

 

 

No para de llover. Ríos crecidos arrastran a humanos y animales, y echan a perder las cosechas. El tráfico colapsa en las ciudades. La vida se nos moja e inunda por todas partes. Los techos se desfondan y entran filtraciones hasta en el espíritu.


Y en ciertos cuentos y novelas tampoco escampa. No se nos olvidan Mientras llueve, de Soto Aparicio; Ilona llega con la lluvia, de Mutis, o el Monólogo de Isabel viendo llover en Macondo, de Gabo. Pero abramos más el paraguas de la memoria para que cubra una historia que estuvo sepultada en el fango del olvido, como su autor: La selva y la lluvia, de Arnoldo Palacios. Novela palpitante como la geografía chocoana, que transcurre en los decenios de 1930 y 1940. Pedro José, muchacho que, como sus paisanos, se ahogaba en la riqueza natural, pero estaba excluido de las oportunidades, emprende un viaje físico y espiritual para huir del destino sin gloria que lo esperaba.


Y en poesía, claro, tampoco escampa. Y para no emparamarnos mucho con tantos títulos, solo mencionemos el poema “Lluvias”, del nariñense Aurelio Arturo, quien cuenta cómo sucede el fenómeno, aunque creamos saberlo de sobra:


“Ocurre así

la lluvia

comienza un pausado silabeo

en los lindos claros del bosque

donde el sol trisca y va

juntando

las lentas sílabas y entonces

suelta la cantilena

así principian las lluvias

inmemoriales de voz quejunbrosa

que hablan de edades

primitivas

y arrullan generaciones

y siguen narrando catástrofes

y glorias

y poderosas germinaciones

cataclismos

diluvios

hundimientos de pueblos (…)”.

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