viernes, 21 de diciembre de 2018

Los libros póstumos

Los libros póstumos
Río de letras: Columna de John Saldarriaga ADN






En Una luz en la ventana, Truman Capote habla de una velada con una mujer solitaria: “Hablamos de Jane Austen («Ah, Jane. Mi tragedia es que he leído sus libros tan a menudo que me los sé de memoria»)”. Si lo pensamos, cuando se ama a un autor, uno muerto, ¡ay!, es una tragedia haber agotado sus obras, pues no hay esperanza de que aparezca algo nuevo suyo. Por eso, si a un editor, estudioso o pariente buscando plata le da por editar textos hallados al hurgar cajones… llega un alivio. Arroja bocadillos a lobos hambrientos.

En 2006 gozamos con Un placer fugaz de Capote (Lumen). Cartas a veces inocuas en las que apenas dice algo, reclama a alguien porque hace tiempos no le escribe o comenta naderías con genialidad. En 2009, con Papeles inesperados de Julio Cortázar (Alfaguara). Relatos y autoentrevistas; fantasía desde el azar. En 2015, con Tus pies toco en la sombra y otros poemas inéditos (Seix Barral): el fantasma de Neruda llega a hablarnos del amor, el cansancio, el pan y el vino, como hacía vivo.

En 2018, la golosina es Moriría por ti, de Scott Fitzgerald (Anagrama). Cuentos raros, como uno de empresarios atrapados en un manicomio por error, otro de soldados capturados y colgados de los pulgares…. En su hora los editores los rechazaron por no tener el nivel del autor. Por eso hay ansiedad de verla publicada.
John Saldarriaga
Aclaración: El diablillo de los periódicos me truncó el final que dice así:
"Por eso, entre los seguidores de Gabriel García Márquez, hay ansiedad de ver publicada la novela inconclusa e inédita En agosto nos vemos".

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