(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 22 al 28 de septiembre de 2025)
En
la lista de aliados confiables, en literatura aparecen Quijote y Sancho, Holmes
y Watson, los tres mosqueteros —que después fueron cuatro—, Tom Sawyer y Huckleberry
Finn, Arturo Cova y Fidel Franco…
Hay
amistad entre individuos de especies diferentes. En Platero y yo, Juan Ramón Jiménez narra el vínculo entre un humano y
un burro. Las aventuras y los diálogos de palabras y rebuznos contagian
alegría. El sufrimiento del narrador por la muerte del amigo “pequeño, peludo,
suave” transmite una tristeza proporcional a esa fiesta inicial.
El
afecto traspasa fronteras, ya no de especie, sino de naturaleza, en “Robbie”, de
Isaac Asimov. Una niña y su robot cuidador establecen una fuerte unión. La
madre decide un día separarlos, porque, dice, un robot no debe ser buena
influencia para la hija. Viene el desconsuelo, por supuesto… pero la historia
continúa. Leamos:
“Robbie asintió con la cabeza —pequeño paralelepípedo de
bordes y ángulos redondeados, sujeto a otro paralelepípedo más grande, que
servía de torso, por medio de un corto cuello flexible— y obedientemente se
puso de cara al árbol. Una delgada película de metal bajó sobre sus ojos
relucientes y del interior de su cuerpo salió un acompasado tictac”.

Las relaciones son complejas y el mundo a veces muy loco. Yo solo tengo una mínima pista de mi conexión familiar, y no logro conectar con esa persona, aunque las redes parecen ser tan cercanas.
ResponderBorrarLeidy Betancur o Leidy Londoño Betancur
bb-leidy@hotmail.com
*LA MAGIA DE LA VIEJA AMISTAD*
ResponderBorrarLa magia de la vieja amistad no tiene explicación lógica; está dentro de nosotros.
Pueden pasar los años y con un simple encuentro se aviva, como si no hubiese pasado un día de ausencia.
Habrá sensación más agradable que una tertulia entre amigos, donde no se distingue entre amigos viejos y nuevos. . .
Nosotros envejecemos, pero, la amistad siempre está igual.
A la amistad no le pasa el tiempo.
Todos los estudios respecto al buen vivir resaltan la importancia de compartir con amigos.
Yo no sé si cura los males del cuerpo, lo que sí tengo certeza es que es lo mejor para el alma.
Recordar la adolescencia o cualquier etapa de la vida, con amigos, reír, dialogar y compartir sus alegrías y tristezas, es sin duda siempre la mejor terapia y una sensación sublime del espíritu.
El abrazo fraternal de un amigo es únicamente comparable al abrazo con los hijos o los nietos.
Gracias a la vida por haberme dado la fortuna de contar con amigos como los que tengo.
Con sus virtudes y defectos.
Sentir lo que siento cuando estoy o sé de ellos, es la sal y chispa de mi existencia.
Siempre he pensado que nuestro paso por esta vida se aligera porque existe el sentimiento virtuoso de la vieja amistad.
¿A ustedes no les pasa que uno no se sitúa en el presente sino que al contactar a los viejos amigos se transportan a los tiempos cuando se inició la amistad?
Eso quiere decir que uno mentalmente se siente más joven mientras transcurre ese contacto.
*¡Gracias por tu vieja amistad, es un tesoro que valoro mucho y que nunca perderé!*
recibe un abrazo con mucho cariño y gracias por ser parte de mi historia de vida
*POR LA MAGIA DE LA VIEJA AMISTAD*
Completamente de acuerdo con lo que expresas. Los amigos son tesoros encontrados
BorrarAmigos, amigas, los más increíbles en la literatura, en las mascotas y en los sueños, no se con esta especie antropocruel, no se...
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