La Edad Media sigue en el trono
Por John Saldarriaga
Publicada en la columna Río de Letras del diario ADN, el 31 de 0ctubre y el 3 de noviembre de 2018
Ahora, cuando HBO rueda la 8ª temporada de Juego de Tronos y anuncia su estreno, recordamos
que la Edad Media ha sido una bodega inagotable de ideas para la literatura
actual, así como para el cine y la televisión.
Basada en la heptalogía Canción de hielo y fuego, de George R.R. Martin, esa serie hace
parte del género fantasía heroica, con obras como El señor de los anillos, J.R.R. Tolkien; Las Crónicas de Narnia, de C.S
Lewis. A este género favorecen la
atmósfera y los escenarios rurales de esa época llena de magia, superstición y
teocentrismo, así como de pensamiento y ciencia, aunque estos aspectos sean
opacados por los primeros. Por la tiranía del cristianismo que se imponía, crecían
supersticiones, creencias escondidas y brujería. La Iglesia Católica, en su
persecución de herejes, ayudó a construir un imaginario fabuloso, con elementos
como los bestiarios, inventarios de animales reales y fantásticos como grifos
(cabeza de águila y cuerpo de león), dragones, anfisbenas (dragones con cuerpo de
serpiente y dos cabezas), arpías (cuerpo rapaz, busto femenino y cola de
serpiente), basiliscos (cabeza monstruosa con cresta de gallo unida al cuerpo
con patas y cola de serpiente, que mataban con la mirada y el aliento)…
En poemas épicos como el Cantar de los nibelungos, por ejemplo, de origen germánico, habitan
enanos, dragones y elfos; hay tesoros escondidos y reinos en disputa. En obras
de caballería cabalgan héroes que combaten, además de bandidos, a gigantes y
monstruos. Aparece el amor cortesano, el que no es por convenio sino libre
entre dos seres, el cual también es tema que sobrepuebla las páginas y las
pantallas de hoy.
En fin, la Edad Media es una despensa fascinante e
infinita.
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