jueves, 21 de agosto de 2025

Alicia no envejece

(Columna Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 18 al 24 de agosto de 2025)

 

 


Han pasado 160 años y ¡sigue
Alicia en el país de las Maravillas! Nada que sale. Seguro entendió que la vida afuera carece de sentido o, al menos, que de nada serio se está perdiendo.


Tres años antes de la primera edición, sucedida en 1865, el británico Lewis Carrol —menos conocido como Charles Lutwidge Dodgson— había inventado el relato para contárselos de manera oral a tres niñas que iban con él en un navío, entre ellas, una tal Alicia  —Alice Liddell— de diez años.


En más de siglo y medio, quién no ha sabido de este clásico que narra la historia de una niña que, por seguir curiosa a un conejo blanco que va apurado, vestido con chaleco y portando reloj, cae por un agujero y llega a un mundo extravagante, donde vive aventuras sorprendentes y conoce personajes singulares, como la Oruga Azul y el Sombrerero Loco…


¿Qué hace de esta novela la historia más conocida de la literatura infantil? ¿Cómo logra Carroll cautivar a niños de todas las edades en diversas épocas, sin que disminuya el encanto? Debe ser la naturalidad con la que presenta lo absurdo, como las carreras frenéticas del Conejo Blanco, una metáfora del ser humano, que siempre va de prisa por llegar a ninguna parte, o las sentencias de muerte de la Reina de Corazones sin corazón.


“La Liebre de Marzo y el Sombrerero estaban tomando el té frente a la casa, en una mesa dispuesta bajo un árbol; sin cuidado alguno apoyaban sus codos sobre un lirón que dormía profundamente entre ellos y hablaban sin más por encima de su cabeza”. Así comienza el capítulo 7, Una merienda de los locos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario