(Columna
Río de Letras publicada en el diario ADN, semana del 7 al 13 de abril de 2025)
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| Primera edición. |
La
novela El gran Gatsby, de F. Scott
Fitzgerald, obra clásica de la modernidad, cumple cien años de haber llegado a
las librerías estadounidenses este 10 de abril.
Narrada en primera persona por un personaje secundario, Nick
Carraway, cuenta la historia de Jay Gatsby, un misterioso millonario que da fiestas
cargadas de lujo en imponentes mansiones, a las cuales él no asiste. Un mafioso
de los locos años veinte dedicado al contrabando de alcohol y otras actividades
ilícitas. Vive un mundo de derroche en la década del jazz, de la prosperidad
económica, que alienta el sueño americano, esa promesa de encontrar la ventura en
el país del norte. Una cantidad de personajes movidos por el consumismo y la
moda, rinden pleitesía al protagonista. Por cierto, este cree, como los
mafiosos de cualquier parte y época, que con dinero puede alcanzarlo todo,
pero, claro, encuentra límites que le resultan enojosos. Y, al igual que en la
realidad, en la novela, el sueño americano se convierte en pesadilla.
Con adaptaciones para el cine, la ópera, el ballet, el teatro
y los videojuegos, esta obra consigue, con una narrativa experimental y
atrevida, poner un espejo a una parte de la sociedad que busca la ascensión
social rápida, sin esfuerzo, una vida superflua y cómoda, por encima de los
valores. Estas son las líneas iniciales:
“Cuando
yo era más joven y más vulnerable, mi padre me dio un consejo en el que no he
dejado de pensar desde entonces. «Antes de criticar a nadie», me dijo,
«recuerda que no todo el mundo ha tenido las ventajas que has tenido tú»”.

En definitiva, el dinero no lo compra todo. Y por lo mismo, se sufre. Cuando la desesperación por conseguir algo implica pasar por encima de los demás a costa de lo que sea. Finalmente llegas a aquello que se valora como la salud , la familia que van a quedar en medio de lo que puedes comprar y lo que no.
ResponderBorrarY de los demás desconocemos sus ventajas y desventajas. Criticamos en base a lo propio. Así lo veo yo.
Subir e imponerse por encima del que sea o de lo que sea sigue siendo una constante en esta época y no es nuevo para los que tienen poder creer que con el dinero se compra todo...casi todo, porque para bien, hay cosas inalcanzables, imposibles de comprar, aquellas pequeñas y simples cosas que ni el más poderoso de la tierra puede tener por su incalculable valor y esa es su pesadilla, su verdadera pesadilla.
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